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Nicolas Roche se lleva la etapa de Riaza y Dumoulin mantiene el liderato de la Vuelta a España

En un día de ciclismo de ataque, con carreteras estrechas y rugosas, Roche, desde la fuga, ha superado a Zubeldia al sprint. Aru lo intentó y no pudo.

En un día de ciclismo de ataque, con carreteras estrechas y rugosas, Roche, desde la fuga, ha superado a Zubeldia al sprint. Aru lo intentó y no pudo.
Nicolas Roche, ganador en Riaza. | EFE

Etapa pura de ciclismo, con sabor a otros años, con carretera rugosa, numerosos ataques y un líder que se defiende sólo a las mil maravillas. Una jornada con un sabor al ciclismo de la vieja usanza, con unos últimos 80 kilómetros de terreno pestoso, de continuo sube y baja, y con un equipo con ganas de dar guerra. El Astana de Fabio Aru ha querido cambiar el blanco que llevaba el italiano por el rojo de Tom Dumoulin.

Pero no ha sido posible porque el holandés, aun sin equipo, es un pedazo de corredor que está creciendo a pasos agigantados. Y que en esta 18ª etapa ha corrido con inteligencia. Que Ataque quien quiera, que él sólo tiene una rueda que seguir, la de Aru, al que tiene a tres escasos seguros. Por eso, cada vez que el italiano lo intentaba, una sombra roja se pegaba a su rueda.

Fuga numerosa que le da la victoria a Roche

Esta jornada del jueves ha sido durísima, con unas tres primeras horas rapidísimas, a una media de 42'4 kilómetros, signo claro de lo que se estaba volando en esta etapa. Sobre todo, los primeros 60 kilómetros, hasta que se hizo la fuga del día, numerosa, con 25 ciclistas, entre ellos Nicolas Roche y Haimar Zubeldia, que se jugaron la victoria de etapa en Riaza, junto a otros como Rojas, Gautier, De Clerck o Gonçalves, entre otros.

Entre ellos estaba la victoria y, aunque lo intentó el francés Gautier en la subida final a La Quesera, con esa carretera pestosa, de hormigón entramos, con asfalto rugoso, fue Roche el que se marchó por delante y al que atrapó Zubeldia a su ritmo. Un Zubeldia que en esta Vuelta se ha mostrado más en cabeza, en escapadas, que en su dilatada trayectoria, a sus 38 años.

Pero en meta, tras el vertiginoso descenso y un repecho previo, fue más rápido Roche. Lo intento el vasco bajando a tumba abierta, pero el irlandés, que ya lo había intentando también antes en esta Vuelta, se llevó la etapa.

'Palos' entre los de la general

Aunque para etapa la que se estaba marcando los favoritos, todos ellos a ataques. Lo intentaba Aru, de blanco, pero con el rojo de Dumoulin a su rueda. Lo intentó Valverde, el que más, en repetidas ocasiones. Todas ellas subiendo La Quesera. Se vio a Majka, a Nieve en varias ocasiones, incluso a Chaves.

No así a Purito Rodríguez, el tercero de la general, que en la subida ya iba fundido. Sin embargo, el catalán realizó un gesto de bravura. Quizá nunca olvide lo que le hizo Contador camino de Fuente De, cuando el madrileño le levantó el liderato de la Vuelta en el 2012. Purito, entonces, lo perdió. En esta ocasión, lo intentaba a 35 de meta, con su compañero Vicioso por delante, que había atacado minutos antes, y con Vorganov en la escapada. Pero su intento acabó siendo neutralizado por el Astana. Eso sí, eliminó peones en esa batalla.

Y es que Astana cogió cabeza del pelotón a unos 60 de meta. Ahí metió ritmo, todos a rueda, enfilados, sufriendo por seguir al de delante. Astana tiene que quemar todas sus naves, si bien es cierto que le vale con ser tercero en cualquier etapa, ganando así las bonificaciones de 4 segundos. Pero no va a ser fácil.

Dumoulin, impecable

Porque en el terreno más favorable para Aru, con la carretera empinada, Dumoulin demostró por qué lleva el rojo. Nadie podía seguir al italiano, sólo el holandés. Purito, Valverde, Quintana, Majka, Chaves, o Nieve iban en el furgón de cola, tratando de enlazar con las locomotoras rojiblancas que se marchaban. Aunque si no descolgaba a Dumoulin, Aru terminaba frenando. Pero muy bien el holandés, que incluso sale a los cambios de ritmo, lo que peor le tendría que valer.

Estaba esa batalla en medio de la España rural de Castilla y León. Ritmo infernal y cada vez que alguien cedía se quedaba totalmente clavado, sin poder avanzar. Por eso, los que aguantaban ya en cabeza eran los mismos que aparecen en los diez primeros puestos de la general.

Así se coronó, con todos juntos. Y en el descenso, el primero en probar era Quintana, que no se había movido en cabeza. O Movistar lo quema todo en la sierra de Madrid o pocas opciones para que el colombiano o el murciano entren en el podio. Pero no solo ellos, también el resto de aspirantes al podio deberán dejarlo todo para el penúltimo día, este sábado camino de Cercedilla.

Si no se puede subiendo, se prueba bajando

Y en esa bajada, como si de una carrera de Fórmula 1 se tratara, los grandes nombres se encontraron con los supervivientes de la escapada (menos Roche, Zubeldia y Gonçalves). Eran los doblados, a los que Quintana, Majka o Valverde adelantaban por ambos lados. Hasta que llegó el repecho en el que finalizaba el descenso antes de entrar en Riaza. Ahí se vio que Dumoulin está para ganar esta carrera.

Primero atacó Aru, con el holandés a su rueda, saliendo a por Majka y Valverde. Pero Aru no podía más y Dumoulin se marchó de él, a su ritmo. Uno siempre de pie; el líder siempre sentado, a su ritmo. Y si hubiera querido, parece, habría podido marcharse en ese rodar él solo camino de la meta, a la que llegaron todos juntos, con Valverde encabezando el grupo, buscando puntos para pelearle a Purito el maillot verde de los puntos.

Ya sólo restan dos días, con meta en Ávila el viernes, previo paso por el empedrado y el puerto de la Paramera, dentro de otro terreno pestoso de continuos toboganes. Que no gusta porque hace que te duelan las piernas. Ahí es difícil que uno de los grandes ceda, pero seguro que a un ritmo alto sea un lastre para la etapa final, no la del paseo, la del sábado.

Aunque Aru, si quiere el rojo, deberá cambiar la táctica. Si atacan todos los demás, dejarlos. Que se asuste Dumoulin, que él es el líder y puede perder el rojo. No tiene que ir Aru. Él tiene que hacer sus ataques. El holandés sólo se fija en el italiano; pues que el italiano haga lo mismo. Y que los Purito, Valverde, Quintana, Majka y el resto de nombres busquen el podio a 'palos', a ataques, pero más continuos, sin miedo al fracaso. A los Movistar, no estar en el podio no les vale, por lo que quedar quinto y sexto no es algo a valorar. Por tanto, caña de salida y que el mejor sea el que esté arriba en Madrid. Pero Riaza ha mostrado una etapa que debe marcar una línea en esta Vuelta: más carreteras secundarias, estrechas, rugosas… Del ciclismo de siempre.

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