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El impresionante recorrido de la Vuelta a España

Una crono por equipos de inicio; otra individual en la última semana. Y entre medias, hasta nueve finales en alto, destacando Andorra y Asturias.

Una crono por equipos de inicio; otra individual en la última semana. Y entre medias, hasta nueve finales en alto, destacando Andorra y Asturias.
Valverde y Purito, en la presentación de la Vuelta. | Dani Ortín

Así se espera que sea la próxima edición de la vuelta que arranca este mismo sábado en Puerto Banús, Málaga, con una crono por equipos. Así se espera porque la participación y el recorrido invitan a ello.

En homenaje a que ésta es la edición número 80, la Vuelta ha decidido poner nueve finales en alto, aunque uno de ellos en una subida no puntuable. Y todos esos finales, inéditos. Mucha montaña, con dos etapas que quitan el hipo en la segunda semana, en Andorra y Asturias; y sólo una crono individual, en la última semana, de 38'7 kilómetros.

La última semana, la más floja

Así pues, para ver donde están los punto claves de la Vuelta hay que hacer una triple división. Y, sorprendentemente, en la última semana de carrera no hay ningún final en alto. Sí está la crono, más jornadas trampa como la llegada a Riaza, con el puerto de la Quesera a trece de meta; la típica jornada con meta en Ávila, que siempre deja algo importante; y la penúltima etapa en la sierra de Madrid, pero sin terminar en alto, finalizando en Cercedilla tras cuatro puertos de primera. Aquí se tendrá que decidir lo poco que quede por decidir. Y se tendrá que hacer desde lejos, con ofensivas de verdad, sin miedo a (como vimos en el Tour) perder un puesto en el podio. Aquí Nibali será la rueda a seguir como llegue con algo de retraso.

El domingo 13, el tradicional paseo al ganador por las calles de Madrid.

Leña desde la primera etapa

Pero para eso, los grandes favoritos tienen que haber superado todo lo que la dirección de la ronda española les ha preparado, empezando por un primer bloque de diez etapas frenético. La Vuelta arranca este sábado 22 de agosto con esa contrarreloj por equipos de 7'4 kilómetros que arrojará las primeras diferencias. Pero por si eso fuera poco, ya al día siguiente llega el primer final en alto en el Caminito del Rey, de tercera. La siguiente, con meta en Málaga, está abocada al sprint. Un día de relax previo a otro final hacia arriba, en Vejer de la Frontera. No puntúa, pero esa subida va a picar segundos entre los primeros espadas, seguro.

En la sexta y séptima ya llegan los primeros finales en alto de entidad. Primero en la Sierra de Cazorla, de segunda, pero donde el calor va a ser el protagonista. Parece una cuestión nimia, pero ya vimos como Nibali o Contador dijeron adiós en el Tour en la Pierre de Saint Martin en un día de infierno en la carretera.

Y en la jornada siguiente, final en Capileira, de nuevo con calor, pero éste ya de primera. Se sigue avanzando hacia el Levante, mirando a Murcia donde la doble subida a la Cresta del Gallo puede provocar problemas, no tanto por su subida como por su sinuosa y complicada bajada, donde se han visto caídas tremendas.

El primer bloque se cierra en la Comunidad Valencia. Primero con la meta en Cumbres del Sol (Benitachell); y al día siguiente en Castellón, en una jornada con un final que recuerda al campeonato de España disputado allí en el 2011, donde ganó el murciano José Joaquín Rojas por delante del propio Contador.

Andorra y Asturias tienen la llave

Así, el martes 1 de septiembre, primer día de descanso de una acalorada Vuelta que ya habrá dejado definida la clasificación. Pero, como siempre, clara en cuanto a quién no va a ganarla. Porque los que sigan "vivos" pelearán por en el primer día tras ese de calma. Y lo harán con la primera de las dos jornadas reinas. Serán sólo 138 kilómetros en Andorra, pero más de uno ya está asustado viendo sobre el papel la que se le puede venir encima. Seis puertos: uno de segunda, cuatro de primera (incluido Encamp, donde acabará la etapa) y otro de Categoría Especial, la Gallina, en una jornada diseñada por Purito Rodríguez. Llega, como decimos, después del primer día de descanso. Y eso significa haber roto el ritmo de competición en las piernas con el consecuente cambio que eso provoca. Es decir, que las diferencias, a poco que algún equipo quiera guerra en una jornada tan corta, pueden ser tremendas.

Pero no acaba aquí el segundo bloque. El norte español siempre depara cosas grandes. Y este año no podía ser menos. Un tríptico en las jornadas 14, 15 y 16 que nos llevará primero a Fuente del Chivo en la etapa más larga de esta edición, con 215 kilómetros; Sotres después; y la guinda, Ermita del Alba, el lunes siete de septiembre. Ese día hay hasta siete puertos: dos de tercera; tres de segunda; para terminar con la Cobertoria, de primera, y la meta en el de Categoría Especial. Ermita del Alba, desconocida, tiene una rampa final del 30% de desnivel. Más fácil ir hacia atrás que pedalear hacia delante.

Mucha traca en el segundo bloque. Esto significa, conociendo como son las últimas cinco etapas, que no conviene llegar corto de forma. Muchas veces el ciclista prefiere llegar algo corto para en la última semana ir a más, haciendo algo parecido a lo que hizo Quintana, remontando desde atrás, aunque no llegó a tiempo. Pero en esta Vuelta no se debe caer en esa tentación, puesto que ya de salida, con un primer bloque con cinco finales en alto, las fuerzas deben de ser las mejores. O, si acaso, pensar en la segunda y decisiva semana. Ahí, de Andorra a Asturias, se decide el maillot rojo. Hacia arriba, con subidas de infarto.

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