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El 'Tiburón' Nibali da un mordisco en la etapa reina del Tour de Francia

El ganador de la pasada edición se ha impuesto por delante de Nairo Quintana y de Chris Froome. Contador llegaba a 2:26.

Vincenzo Nibali celebra su victoria en la meta de La Toussiere. | Cordon Press

El ciclismo es para valientes. Y sólo aquellos que arriesgan se ganan el corazón de sus aficionados. Así lo ha hecho este viernes el italiano Vincenzo Nibali, que ha subido a lo más alto del podio como ganador de la 19ª etapa, la tercera alpina. Era una jornada corta, con cuatro duras subidas, donde la valentía, por fin, ha tenido su premio en forma de triunfo para uno de los grandes.

Ataque desde la salida

A cuchillo de salida, como si no hubiera mañana. Así se ha empezado en esta etapa de apenas 138 kilómetros, donde la segunda fila se ha movido de salida. Se arrancaba, a balón parado, subiendo el puerto de primera de Chaussy. Y tras varios escarceos, hemos vivido el primer momento de zozobra para el Sky de Chris Froome. Lo que se llevaba días pidiendo, esa hazaña, ese movimiento que tumbe peones, se estaba produciendo.

El primer en intentarlo, filtrándose en la peligrosa escapada fue el propio Nibali, todavía con más de 120 kilómetros para llegar a meta. Un arreón junto a compañeros del Astana que provocó a Alberto Contador. El madrileño, de sangre caliente y piernas tibias en este Tour, saltó para enlazar, con su sombra, Alejandro Valverde, a su rueda. El murciano marcó al madrileño como el enemigo por el podio, pero posiblemente acabó equivocándose de objetivo.

Los tres se unieron, junto a otra veintena de corredores. Pero Sky, con Froome en última instancia, cazó a los instigadores de la guerra. Tensa calma y otro español, Joaquim Purito Rodríguez, peleando por coronar y sumar puntos para la montaña.

Froome se quedó sólo, sin compañeros

Con ese primer punto, el movimiento entre valles, para llegar a la base de la Croix de Fer (mismo puerto, pero distinta vertiente que la etapa anterior y la etapa siguiente). Por delante, de nuevo, una fuga numerosa sin nadie peligroso. Pero en el largo descenso del primer puerto del día, el pelotón se quedó cortado. Y Froome aislado. Primer objetivo conseguido, aunque a medias, porque la escabechina fue para todos y eso provocó que Movistar, Tinkoff o Astana no tuvieran gregarios suficientes para tirar y evitar que entraran los gregarios del británico, que acabaron llegando y frenando el ritmo.

Pero quedaban los últimos 80 kilómetros, sin un solo metro llano. Con Pierre Rolland, el francés más batallador, ya por delante, Nibali puso a los suyos a tirar. Subir ritmo para que Nibali lo pruebe, pero le secan. Luego es turno para Valverde. El murciano, que lucha por Quintana pero también por su podio, se desgasta más de lo esperado. Y aunque esto parezca un carrusel de ataques, al equipo del líder no se le terminó de mermar del todo. Sí que su mejor ayuda, el galés Geraint Thomas, dijo adiós muy pronto y permitía el salto en el top ten del resto de corredores.

Mordicos del 'Tiburón' a 60 a meta

Ese "ataque" de Valverde no fue a ningún lado. Todavía quedaban casi 60 a meta. Y poco después sí que fue Nibali el que saltó. No se sabe si lo hizo al ver el problema mecánico de Froome o lo de éste fue consecuencia de querer salir a por el italiano. Pero lo cierto es que uno se fue por delante, el otro se quedó, y Valverde trató de cazar mientras abría diferencias. Pero a un maillot amarillo no se le tira del primer puesto así como así.

Sin gregarios de lujo, ya aislado, faltaban los 'palos' en busca de ese maillot. Pero las fuerzas y las agallas escasean. Sólo Nibali, que ha ido a más, quiso jugar a ser ciclista. Y aunque no coronó la Croix de Fer con mucho tiempo de ventaja, apenas unos 30 segundos, luego se lanzó en el descenso, para enlazar con la subida al Mollar, de segunda. Poco a poco, la ventaja aumentaba. Y ahí, en esa subida, justo tras coronar, cazó a Rolland.

Los dos hacían camino juntos, aumentando a prácticamente dos minutos la diferencia con el grupo de los elegidos. Nadie tiraba, salvo una aparición tímida de Lotto holandés de Gesink, peleando ese puestómetro.

Movistar puso a Herrada a tirar, pero el conquense no estaba para muchas alegrías y esta etapa no era apta para cualquiera. Sólo los de la general resisten ahí. Y lo hacen por algo.

Ya tan sólo queda La Toussuire. Amenazaba Quintana el día anterior que era el momento de atacar. Una amenaza que pululaba por el aire, pero que a nadie afectaba. Bueno sí, al hombre que alzó los brazos en meta. Y poco más. Al final, 16 de meta, Nibali soltó a Rolland, directo a meta. Como el mejor Nibali del año pasado, el mismo que ganó el Tour dando una exhibición en cada jornada de montaña.

Ahora quedaba por ver si el gallinero de detrás tenía animación o era un simple corral sin alegría. Pasaban los kilómetros con Poels, compañero de Froome, al frente. Luego Majka tensó un poco el ritmo. Al final, a Contador también le interesaba que Nibali no le pasara mucho en la general.

Por fin llegó el hachazo de Quintana

Y cuando quedaban cinco kilómetros, llegó el momento. Todo un Tour, diecinueve etapas, esperando este momento. Por fin llegó el ansiado ataque del hombre que tenía que poner en aprietos al líder. Por fin Quintana dejó atrás a Froome. Por fin el maillot blanco se despegó del amarillo.

Cinco kilómetros de cronoescalada. Nibali por la etapa; Quintana y Froome luchando entre ellos. Pero el podio de un español, de Valverde, el campeón nacional, también peligraba, por culpa de otro campeón nacional, el italiano, que le acabaría sacando en meta 2'26", más bonificación. Estaba lejos y le ha dejado acercarse. Ahora el podio corre riesgo para el murciano con la etapa de este sábado con final en Alpe d'Huez.

Pero metro a metro, segundo a segundo, el colombiano se alejaba al británico. Una jornada dura de salida que acabó por castigar al líder, que cedió 30 segundos en meta con su máximo rival. Llegó Nairo a 44 segundos. Ya sólo está a 2'38" del primer puesto. Un mundo, pero no tanto. Hace siete años, allí cimentó Carlos Sastre su victoria en el Tour sacando 2'03" a Samuel Sánchez y Andy Schleck y 2'13" a Evans y Valverde.

Por tanto, hay tiempo. Hay solución. Pero ahora Movistar tiene que pensar en dos cosas. Si tira a por el amarillo, sabiendo que ese tiempo es complicado, puede que Valverde acabe cediendo el tercer puesto del cajón ante un Nibali que va a más. Así que puede que este sábado se vea, una vez más, una versión más conservadora. Porque es probable que al murciano le vuelva a pasar lo de tantos años y se estrelle contra la madera. Decía Contador que el murciano lo tenía hecho. Pero no se puede relajar. Alpe d'Huez, la cima más mítica, decidirá el el ganador. Y nos dirá si un español vuelve al podio dos años después.

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