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Rafal Majka se impone en Cauterets tras un decepcionante paso por el Tourmalet

Sin cambios importantes en la general: Chris Froome sigue líder, por delante de Van Garderen y Quintana. Nibali ha vuelto a quedarse.

Sin cambios importantes en la general: Chris Froome sigue líder, por delante de Van Garderen y Quintana. Nibali ha vuelto a quedarse.
Rafal Majka celebra su victoria en Cauterets. | EFE

Un año más, el Tourmalet ha vuelto a decepcionar. Digamos que la montaña en sí no tiene la culpa, que como siempre dice, un recorrido lo hacen duro los ciclistas. Y una vez más, el paso por este coloso pirenaico ha servido para más bien poco. En esta undécima etapa estaba puesto como la penúltima subida previa a la llegada a Cauterets. Y sí ha servido para algo, para que el polaco Rafal Majka cimentara su triunfo.

Porque entre los favoritos el marcaje ha sido tan estrecho que ni tan siquiera se puede hablar de eso. Más bien ha sido un día para ver si lo de ayer era sólo un susto en el caso de algunos y si los demás se reafirman en sus opciones, escasas, pero opciones ante el poderío del Sky. Es decir, se ha visto que Purito Rodríguez no está; igual que los franceses Bardet, Péraud y Pinot. La vuelta a España ya les reclama.

Nibali puso a su equipo a trabajar en el Tourmalet

Sí parecía regresar al del año pasado el bueno de Vincenzo Nibali que quemó a su equipo subiendo el Tourmalet. Pero fueron fuegos de artificio. Poco pronto se quedó sin compañeros y apenas estuvo el unos metros en cabeza. Eso fue todo lo que ocurrió en la subida en el grupo de favoritos. Agitó el árbol y desaparecieron unos cuantos. Los de siempre sí estaban. Y éstos son los tres hombres fuertes del Sky: Froome, Thomas y Porte; Quintana y Valverde; Contador; Van Garderen; Gesink; Nibali; Mollema, Gallopin y Rolland. Son los más fuertes y todavía habrá alguno que caiga.

Pero la habichuelas se las iban a jugar los de la escapada. Por fin una etapa típica del Tour en la que cuesta que se haga un grupo destacado. Al final se fueron siete hombres, entre ellos el polaco Majka, compañero de Contador, y el sempiterno Voeckler y sus gestos de cara a la galería. Por detrás enganchó cerca de coronar el Aspin, el primer puerto gordo del día, Dan Martin.

Todas los ojos estaban puestos en el polaco y el irlandés, pero este último se pegó una buena paliza para atrapar al grupo de fugados. Así que cuando Majkla tensó la carrera viendo que el grupo de favoritos aumentaba el ritmo en el Tourmalet, el polaco soltó a sus compañeros a 50 de meta y se marchó sólo a por la línea de meta de Cauterets, con algún susto previo en algún curva de la bajada.

Esperando a la bajada... para nada

Una bajada, por cierto, donde el único que lo intentó, aunque tímidamente, fue el murciano Alejandro Valverde que, según la organización de la ronda gala, llegó a marcar 93 kilómetros por hora en ese descenso. Como el McLaren Honda de Alonso, casi. Se puso durante en algunos tramos pero ni siquiera inquietó a Froome.

En las horas previas se hablaba de probar la fortaleza del líder en el terreno en el que más cojea, los descensos. Pero ni Nibali ni Contador, que eran los que más sonaban, por lo lejos que están y por ser dos ganadores del Tour, lo intentaron. Así que todos plegaron velas ante un Sky que coronó el Tourmalet con Froome primero y Thomas segundo. Valverde se quiso marchar. Pero quedó en un querer.

Y por delante Majka saboreaba su triunfo. En el grupo de favoritos, ritmo lento y mucha gente entrando por detrás.

Hasta que llegó la última subida a Cauterets, un puerto de tercera. Sin opciones de victoria, puesto que Majka entró primero, con Martin segundo a menos de un minuto, nadie quiso probar realmente al líder.

Y Nibali acabó cediendo

Sí probo suerte el holandés Mollema que se marchó de la vigilancia británica a tres de meta para arañar unos segundos a meta. Aunque ese atacó mostró mucho más. Nos enseñó a nosotros y a todos los que ven el Tour que este Nibali no es del año pasado. Él quiere demostrar que su victoria de la pasada edición fue merecida. Por eso se dejó ver subiendo el Tourmalet. Pero si las piernas no van, no van. El italiano es un corredor de raza, de puro corazón. Pero las piernas no funcionan como él quisiera y eso luego se nota en la cabeza. Le cuesta subir. Igual que a Contador, al que el tremendo calor que están sufriendo en los Pirineos le está castigando más de la cuenta. Por segundo día está mostrando sus dificultades para respirar. Le cuesta y eso hace que en esta undécima etapa, la segunda del tríptico, su maillot del Tinkoff no se haya visto. Quiere que pasen ya los Pirineos y piensa en los Alpes.

De hecho, tampoco Van Garderen, segundo, o Quintana, tercero, han aparecido. Sólo Valverde, la segunda bala de Movistar, se ha dejado ver. E incluso en meta, con su habitual rush final ha arañado dos segundos a Froome. No servirá de mucho, pero es un gustazo que se lleva. Además de haberle dejado claro que si pueden le van a atacar, como ha intentado bajando.

No ha pasado nada. Así es habitual con el Tourmalet en el camino. Hace falta alguien con ganas o que aparezca en la tercera etapa para que un valiente se la juegue. Pero todavía queda un nuevo asalto en el cuadrilátero de tres días que son los Pirineos. Queda la etapa reina, este jueves, con casi 200 kilómetros y tres puertos antes: Aspet, de segunda; el Col de la Core, de primera; y el Port de Lers, también de primera; más el Hors Catégorie de Plateau de Beille, donde está la meta. Allí, en Plateau llegará el plato fuerte. El objetivo es un todos contra Froome y el Sky. A ver si a la tercera sale algo.

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