Y al quinto día, la paz. Aunque es paz relativa, porque la tensión era evidente y palpable en el seno pelotón. Agua, viento y muchos nervios. Se habla de jornada de transición, pero en el Tour, con estas características, nunca lo hay. Eso sí, lo que sí se ha producido es el primer sprint grande en esta edición en el que, de nuevo, se ha impuesto el alemán Marcel Greipel.
Ha sido una jornada en la que se ha rendido homenaje a los caídos en la I Guerra Mundial. Un recorrido que deambulaba entre Arrans y Amiens, con cementerios a ambos lados de la carretera. Y mucha lluvia. Lo que provocaba que se produjeran numerosas caídas. Por eso, decir que hoy ha sido un día tranquilo vale para aquellos que lo hayan visto por la televisión. Porque dentro, con el piso mojado, las sensaciones eran otras.
Tensión en todo momento
"En la siguiente curva se gira y entra el viento"; "cuidado, caída"; “cuidado, otra caída”. Y así toda la etapa. Mucha tensión y los equipos de los favoritos tratando de mantener la cabeza. Tanto, que era curioso ver en el último tercio de carrera como Astana (Nibali), BMC (Van Garderen), Movistar (Valverde y Quintana), Tinkoff-Saxo (Contador) y Sky (Froome) ocupaban todo el ancho. Parecía que el BMC era el equipo que más guerra quería. En cuanto olía el viento, arrancaban el treno.
Pero por el simple empuje por estar delante el corte no se llegaba a producir. Al menos, entre los favoritos. Por detrás sí había quien sufría. Es mucho sacrificio el que se lleva arrastrando de las primeros cuatro etapas. Y si a eso se añade la lluvia, la jornada ha sido realmente dura.
Por suerte, este Tour está consiguiendo que hasta ahora todos los favoritos sigan en carrera, ya sea más o menos cerca del líder. Porque el año pasado, a estas alturas, en la quinta jornada, Chris Froome ya estaba en casa. Este año es el mejor de los claros candidatos a ganar y he llevado un día el maillot amarillo.
Este miércoles, ese maillot que porta Tony Martin no ha sufrido problemas. Y parece que así será, al menos, hasta el sábado.
Primer sprint masivo
Así que todo quedaba por resolverse en la llegada masiva con los principales sprinters en liza. A Cavendish le preparaban la llegada el líder y el campeón del mundo, Kwiatkowski. Greipel estaba sin compañeros. Degenkolb mal colocado. Y Démare, la esperanza francesa ya sin Bouhanni, eliminado al comenzar la etapa por una caída que le ha mandado a casa.
Pero el más fuerte ha sido el alemán, apodado el Gorila por los zapatazos que le pega a los pedales, por esa fuerza bruta que desarrolla. Es el líder de la regularidad, un maillot verde que seguirá portando aunque a partir del viernes parece que escasearán sus oportunidades. Ha superado fácil a Cavendish y sólo Peter Sagan le ha inquietado al final, aunque demasiado tarde. Está trabajando tanto por cuidar de Contador que luego le falta ese gramito necesario. Cinco metros y la etapa era suya, sí. Porque su remontada era espectacular. Pero Greipel ya suma dos. Allí, donde se desarrolló una de las mayores batallas de la I Guerra Mundial, dos alemanes ganan: uno la etapa, otro sigue líder.