Es un especialista en crono y llevaba desde la primera etapa buscando el maillot amarillo. No lo consiguió en la crono. Su compañero Cavendish se lo estropeó en la segunda etapa; en el Muro de Huy, por un sólo segundo no lo consiguió. Y este martes, por fin, tras el adoquín, ha conseguido la codiciada prenda. Tony Martin, el panzer de Cottbus, es el nuevo líder, el cuarto distinto en cuatro días.
Lo ha conseguido al atacar del pelotón principal a menos de tres kilómetros para la meta de Cambrai, llegando con apenas tres segundos de ventaja sobre el gran grupo que comandó otro alemán, John Degenkolb. Entre los favoritos, la guerra se presuponía, la versión 2.0 de la vivida en la pasada edición, quedó en aguas de borrajas. Los cuatro magníficos, Froome, Contador, Nibali y Quintana, llegaron juntos.
Cierto es que se vivieron momentos de tensión. Pero nunca llegó a ser parecido a lo ocurrido el año pasado, cuando el tiburón Nibali dejó en evidencia al resto y asestó un duro golpe sobre la mesa, que a la postre le valió el triunfo final. En esta ocasión, en la etapa más larga de este Tour de Francia, no pudo conseguir una renta similar.
Nibali y Astana, los más guerrilleros
Y no será porque no lo intentará. El italiano, junto con su equipo, el Astana, trató de poner patas arribas el pelotón en prácticamente todos los tramos de adoquines. Eran casi catorce kilómetros divididos en siete sectores. A los dos primeros entró la fuga del día, de cuatro hombres, en cabeza, con Lieuwe Westra, compañero de Nibali, entre ellos. El primer tramo, a más de 110 de meta, sólo sirvió para avisar de las intenciones, previa entrada del viento. Pero fue un intento con gaseosa, una forma de pregunta amablemente al resto como van.
A partir del segundo, a unos 45 de meta, ya comenzaba lo serio. Por suerte para los ciclistas, no llovió. Aunque más de un aficionado lo estaba deseando. La temida etapa no lo fue tanto, teniendo en cuenta el resultado final.
Estaba claro que Nibali iba a ser el que más disfrutara de los cuatro grandes, tirando por momentos del pelotón. Por el contrario, los que más sufrieron fueron Quintana y Contador. Sobre todo el colombiano, que se le veía casi siempre a cola del gran grupo. Y otros que iban muy bien fueron Valverde, siempre en cabeza (incluso entró tercero en el último tramo), Froome, que sorprendió a propios y extraños, y Van Garderen.
Pinot, segundo el año pasado, dice adiós
Y si todos ellos llegaron juntos, la nota negativa se va al ciclismo francés. Péraud, Bardet y Barguil sí entraron con los de delante. Pero la gran esperanza gala, Thibaut Pinot, junto al siempre combativo Rolland, se dejó 3.23. No deja de ser anecdótico que, justo al entrar en Francia, la mayor opción del país anfitrión para ganar el Tour, Pinot, dijera adiós a sus opciones. Una avería le hizo parar cuando iba sufriendo a cola del pelotón y su equipo tardó mucho en llegar. Luego tuvo que volver a cambiar de bici y ahí se le vio como su mente ya se había ido, más pendiente de mostrar su enfado que de tratar de remontar el tiempo perdido. Todavía le queda la montaña, pero el podio, con todos los que tiene por delante, parece un sueño. La Vuelta ya le espera.
Mientras por detrás Francia miraba sin consuelo a su pérdida, por delante seguía la batalla. En el último tramo, Froome, con el amarillo a hombros, decidió que la mejor forma de enfrentarse a los críticos que veían en él a un hombre débil en este tipo de etapas (en un afilador con Guarnieri casi besa el suelo) era atacar. Y lo hizo al salir del último sector adoquinado, a menos de diez. Sorprendentemente, con él estaba su compañero Thomas y se unieron Van Garderen y Nibali, más Valverde después. Contador y Quintana no estaban.
Froome pedía colaboración y si querían dejar atrás a los dos rezagados, era el momento para que Nibali y Van Garderen colaboraran. Stybar no lo iba a hacer, ya que querían el amarillo con Tony Martin; Valverde tampoco, pues Quintana estaba detrás. Pero no se pusieron de acuerdo y Tinkoff-Saxo solventó el problema.
Ataque de Martin para la victoria
Así que a falta de tres kilómetros, Martin puso su maquinaria a funcionar y se marchó sólo. Directo a por la victoria que, junto a la bonificación, le daba el amarillo directamente. Y así lo hizo. Ante un ataque de ésos, poco se puede hacer. Y Martin alzó los brazos en la primera etapa con final en Francia. Nuevo líder y puede ser el primero que lo aguante. Así Froome puede permitirle a su equipo que descanse y no se tenga que desgastar tirando del pelotón.
Ahora el Tour tendrá que ver si le ha merecido la pena esta etapa de pavés en la que no ha habido diferencias. Si no llega a ser por el viento del domingo, los favoritos estarían muy juntos. Y sin una crono, los ataques serían mínimos. Pero esos abanicos abren la posibilidad para que a partir de la semana que viene, con los Pirineos, unos tengan que remontar. Aunque como se está viendo, cuidado con el Tour que es mucho Tour y todo puede cambiar. Froome es ahora segundo a 12 de Martin y Contador octavos a 48.