El Tour de Francia de los cuatro fantásticos: Contador, Quintana, Nibali y Froome

Pocas veces el Tour de Francia ha levantado tanta expectación en los días previos. Pocas veces el recorrido ha tenido menos trascendencia, quizá, que este año. Y pocas veces el protagonismo ha recaído en cuatro corredores. Además, poner el orden parece complicado, pero teniendo en cuenta lo que rodea a esta carrera y cómo se ha llegado previamente, puede que sí haya un orden jerárquico.

De Froome y Quintana a Nibali y Contador

En ese orden previo al Tour, el líder sería Chris Froome. Es el más fuerte en montaña y su equipo, el Sky, está llamado a dominar la carrera. Pero la falta de crono le puede restar un ápice de favoritismo. Quizá, por esa razón, desde la salida en Utrecht, hay un hombre que acapara todas las miras a ambos lados del Atlántico. Ése es el colombiano Nairo Quintana, el mejor escalador y con una trayectoria brillante. En su primera Vuelta a España estuvo con los más fuertes en la última semana; en su primer Tour fue segundo; y en ganó su primer Giro. Ahora busca la victoria.

Y aunque también están en esa primera fila de candidatos, se les ve un punto por debajo a Vincenzo Nibali, vigente ganador, y a Alberto Contador. El italiano tiene la baza de la etapa de pavés, en la cuarta jornada, pero en montaña flaquea algo. Eso sí, si hay alguien atrevido y con ganas de poner en jaque al pelotón es él. Y su gran aliado para ataques lejanos que rompan la carrera puede ser el madrileño. Es el más listo tácticamente y es complicado que se equivoque en carrera. Pero llega tras ganar el Giro y doblar ambas rondas con victoria, en este ciclismo actual donde la preparación está tan claramente enfocada a un objetivo, parece casi improbable.

Junto a ellos, avisaba Contador en la previa, hay que tener en cuenta a una serie de escaladores. Sí, el ciclismo ha mutado de los rodadores potentes en crono a los grimpeurs, que son los que mandan ahora. Así, los franceses Pinot y Bardet (sobre todo el primero), el catalán Purito Rodríguez y el murciano Alejandro Valverde, o el estadounidense Van Garderen, optan al podio. Más los convivados de piedra que siempre aparecen en estas fiestas.

Cifras y sorpresas

Todos ellos buscan subir a lo más alto del podio de París, donde además del león y el amarillo, hay un suculento premio de 450.000 euros, más otro millón y medio que se reparte durante las tres semanas. 8.000 euros por etapa, 450 por llevar el maillot… cantidades económicas irrisorias, pero cuyos beneficios se obtienen principalmente con los critérium post-Tour y la rentabilidad publicitaria de una carrera que, en España, se podrá seguir a través de Eurosport y el ente público.

Pero para optar a todo ello hay que superar 42 kilómetros de contrarreloj. Los primeros, este mismo sábado con la crono individual de 13,8. La sorpresa la ha dejado Quintana que no saldrá en la última tanda, sino a las tres de la tarde, tratando de evitar la posible lluvia que se prevé desde esa hora hasta las cinco, cuando saldrán los favoritos. Así, Movistar, el único equipo español, piensan en ganar la etapa y vestir el primer maillot amarillo con el británico Dowsett o el italiano Malori, aunque dejan a Valverde para el final, justo antes de que salga Contador, para tener referencias y pensando en conseguir ese liderazgo en la tercera etapa.

En la primera semana se puede perder el Tour

Sí, porque el Tour no parará ningún día. Siempre emoción. Decía Contador en la previa que el viento, los muros, las caídas, los nervios, el adoquín… cualquier día suma. O mejor dicho, resta. Porque es fácil perder la carrera, como les ocurrió al propio Contador o Froome en la pasada edición. Por tanto, la tercera y la octava aparecen como días peligrosos como Huy (donde ganó Valverde la Flecha Valona esta primavera) o el Mur De Bretagne. Y en la cuarta, pavés: 13,3 kilómetros adoquinados en la etapa más largas. El Tour busca clásicas en tres semanas. Se cierra el primer bloque con la CRE de 28 kilómetros.

Primero Pirineos; Alpes para el colofón

Y se acaba lo raro. Ahora llega la montaña. Pirineos, Macizo Central y Alpes. En ese orden. "Si gano Giro y Tour se recordará para siempre", dice el pinteño. Y para ese objetivo tiene que volver a su mejor estado de forma…que era el del año pasado. Pierre-Saint-Martin (precioso su paisaje, a la par que dura su subida y donde ganó Froome en la Dauphiné); Cauterets, previo paso por Tourmalet; y Plateau de Beille serán los finales de las batallas pirenaicas. Difícil elegir cuál de las dos últimas es la más dura. Y el mítico Mende, donde la ONCE puso en jaque a Indurain o Purito superó a Contador, marcan esa segunda semana.

Segundo día de descanso y la carrera enfila los Alpes. Pra Loup, La Toussuire, con la Croix de Fer antes, y Alpe d’Huez, con otra vertiente de la Croix de Fer por el camino. Esta última etapa de tan sólo 110 kilómetros. Corta, explosiva y el día antes de llegar a París, algo extraño y significativo con respecto a la típica crono final que no mete este año el Tour. Y todo ello, con bonificaciones en juego de 10, 6 y 4 segundos en meta.

Serán 3.360 kilómetros en 21 etapas, donde tendrán que superar 56 pasos de montañas, siete de ellos de categoría especial. Y un pena en el camino. El número de ciclistas españoles se reduce. Ha pasado en apenas cinco años de 32 a tan sólo 15. Siempre con opciones y dejándose ver en todos los terrenos, menos en las llegadas masivas, donde los Cavendish, Sagan, Kristoff o Greipel ganan protagonismo. Pero se nota la crisis en el pelotón patrio.

Aún así, es un Tour atractivo. Con cuatro nombres, cuatro hombres, que lo dominan todo. Lo que ocurra de ahora en adelante es cosa de las siestas. De esas que te dejan un mes de julio para recordar. Para el que sigue el ciclismo todos los días o para el que lo sigue sólo en esta carrera. Porque lo atrapa todo, atrae a todos. Y la gesta de Contador en el camino.