Poca crono. Pero poca, poca. Y bastante montaña. O al menos, muchas llegadas con final en alto. Así será el recorrido de este Tour de Francia que arranca el próximo 4 de julio y que lo hace, precisamente, con la única crono individual de esta edición. Son sólo 13'8 kilómetros en Utrecht, Holanda, y donde las diferencias serán mínimas entre los favoritos.
Es decir, en un recorrido marcado por la montaña, el gran perjudicado por la falta de kilómetros en la lucha individual contra el reloj es el británico Chris Froome. Aún así, el del Sky aparece como gran favorito a la carrera junto al colombiano Nairo Quintana. Éste sí que sería el gran beneficiado por la montaña, ya que es considerado por muchos como el mejor grimpeur de la actualidad y podría sacar ventaja de las siete llegadas en alto.
Muros, pavés y crono por equipos
Pero todas ésas llegarán a partir de la segunda semana de carrera. La primera se abre con esa crono y tiene tres finales que pican hacia arriba: en la tercera con el Muro de Huy, donde la Flecha Valona y que ganó Valverde esta primavera; en Le Havre, en la sexta jornada; y en el Mur de Bretagne, en la octava. Entre medias, en la cuarta, el momento para que el vigente campeón, Vincenzo Nibali, vuelva a dar un golpe sobre la mesa, tal como hizo en la pasada edición.
En la cuarta etapa llegan los 13'3 kilómetros de pavés repartidos en siete tramos. Los adoquines pueden decidir mucho y de ahí que los equipos de los grandes favoritos, incluido un temeroso Alberto Contador en la pasada edición, lleven a sus grandes percherones para solventar los mejor posible esos duros tramos donde se puede perder la carrera.
Y el primer bloque se cierra con algo que en principio no debería estar permitido, puesto que una crono por equipos se debe realizar en el primer tercio de carrera, es decir, en las primeras siete etapas. Sin embargo, el Tour ha pedido permiso y lo hará en la novena. Esto puede ser un problema porque puede que algún equipo pierda gente y sufran en esos 28 kilómetros de crono por equipos, previo al primer día de descanso.
Los Pirineos dominan la segunda semana
Tras esa primera jornada de asueto, el Tour pisa Pirineos con tres finales en alto consecutivos. Cambian las tornas, de una crono a la alta montaña. El momento de los grandes favoritos y de los escaladores. Primero con Pierre-Saint-Martin; en la undécima con Cauterets, previo Aspin y Tourmalet; y la duodécima en Plateau de Beille. Podrían ser jornadas para destrozar la carrera de lejos. Pero parece complicado que en la segunda semana, con lo que queda por delante, haya algún valiente con ganas de fiesta.
Aunque el que haya salido perjudicado de los adoquines y la crono por equipos tendrá que empezar a recuperar pronto. Otra opción es ir pescando segundo a segundo, incluso con las bonificaciones en meta, que regresa ocho años después. Desde 2007 no se premiaba a los mejores en meta, y en esta edición se darán 10, 6 y 4 segundos a los tres primeros, lo que puede propiciar varias cosas.
Por un lado, que la primera semana sea más movida y nos deje a un Valverde o un Purito con el maillot amarillo, ya que las etapas en Huy, Le Havre y Mur de Bretagne le benefician, siempre y cuando salve el pavés. Y nos puede dejar también a Purito, Froome o Quintana, por citar a los que mejor rush final tienen en alta montaña, peleando por esos valiosos segundos.
O como en la 14ª etapa, con final en Mende (Purito ganó en el 2010 por delante de Contador), donde lo que se saque de ventaja más en meta puede ser una renta más que agradable. Y antes del segundo día de descanso, en la 16ª llega el final en Gap tras un largo descenso a un puerto de segunda. Otro día que le vendría bien al tiburón Nibali, el hombre que mejor desciende del pelotón.
Los Alpes, la traca final
Y la traca final, como siempre en el Tour, se deja para la última semana con Los Alpes. En la 17ª aparece el final en Pra Loup, de segunda, como aperitivo. Y en la 19ª llega la Toussuire, previo paso por la Croix de Fer. Día durísimo y que más de uno lo notará en la siguiente jornada, con sus interminables 21 curvas en Alpe d'Huez. Estaba previsto que se subiera el Galibier antes, pero el cierre de uno de los túneles obliga a quitar el techo alpino y colocar de nuevo la Croix de Fer, pero por otra vertiente.
Ahí ya se sabrá todo. Se sabrá si Contador hace doblete con el Giro. O si Quintana es el primer colombiano que gana el Tour. Incluso si vuelve a hacerlo Froome. O si Nibali repite. O quien sabe si toca sorpresa y un francés vuelve a ganar en su casa, treinta años después de que lo hiciera el último, Bernard Hinault.