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El ciclismo español, entre las clásicas y las grandes vueltas

Las carreras de un día, de gran prestigio, han ganado relevancia entre los ciclistas y aficionados españoles frente a las tradicionales grandes.

Las carreras de un día, de gran prestigio, han ganado relevancia entre los ciclistas y aficionados españoles frente a las tradicionales grandes.
Alejandro Valverde celebra en triunfo en Huy. | EFE

Las bicicletas son para el verano. Y en España, si eres ciclista y no has triunfado en la ronda por excelencia, parece que no eres lo suficientemente bueno. El aficionado medio español suele seguir el Tour de Francia, sin duda, la carrera más grande del panorama internacional. Y luego, porque es la de casa, la Vuelta a España. De esta forma, el resto de carreras quedan algo aparcadas, incluyendo las grandes clásicas.

Estas carreras de un día, tradición en países como Bélgica, Holanda o incluso Francia o Italia, son bien codiciadas por algunos de los mejores ciclistas. Los nuestros, al igual que ocurría con los mundiales, lo veían como un objetivo secundario. Pero parece que esa tendencia ha cambiado en los últimos años de tal forma que el ciclismo español se debate hoy en día entre las clásicas o las grandes vueltas. ¿Y cuál domina?

El Tour, el deseo desde Indurain

Si echamos un vistazo atrás, mirando desde el año 1991 en adelante, cuando Miguel Indurain conquistó su primer Tour, y contamos las victorias y podios españoles, tanto en la ronda gala, como en el Giro de Italia o la Vuelta, y las comparamos con algunas de las mejores clásicas, veremos que la duda es realmente grande.

Desde aquel año, los ciclistas españoles han ganado nueve Tours, tres Giros y trece Vueltas, a lo que habría que sumar un total de 50 podios entre las tres carreras. Sin duda, los grandes dominadores son Indurain, con siete grandes – cinco Tours y dos Giros-; y Alberto Contador, con seis – tres Vueltas, dos Giros y un Tour-; más Roberto Heras, con cuatro rondas españolas.

De Freire a Valverde

Pero ahora lo comparamos con los datos en algunas de las mejores clásicas. Y nos fijamos en las que están consideradas como los cinco monumentos: Milán–San Remo, Tour de Flandes, París–Roubaix, Lieja–Bastoña–Lieja, y Giro de Lombardía, más Amstel Gold Race, Flecha Valona y Clásica de San Sebastián, dejando otras fuera de esta lista como la Flecha Brabançona, la Clásica de Hamburgo o la París–Tours. Y sí que se incluye los Mundiales, otra prueba de un día.

Y claro, haciendo esta comparación, vemos que frente a las 25 grandes Vueltas conquistadas por el ciclismo español, los triunfos en clásicas y mundial ascienden a 26, uno más en el mismo período. Aunque lo cierto es que salvo dos mundiales, el de Olano en Duitama en 1995, y el de Freire en 1999, el resto de este palmarés nacional se ha conseguido a partir del año 2000. A ello, hay que sumarle 53 puestos de podio, destacando, sobre todo, a Alejandro Valverde, Joaquim Purito Rodríguez y Óscar Freire, aunque no son los únicos.

Esta lucha entre Grandes Vueltas y clásicas viene por lo realizado esta pasada semana por el murciano Valverde, con una exhibición en la clásica de Las Ardenas, donde ha sido segundo en Amstel, y se ha impuesto en la Flecha Valona y en Lieja, el que ha sido su tercer monumento. Un ciclista que, ya sea por él mismo, o por la órdenes de su director, Eusebio Unzué, siempre ha enfocado su objetivo en el Tour de Francia. Estas clásicas era algo secundario, o así ha parecido durante mucho tiempo, a pesar de los grandes resultados. Pero sus características, así como las de Purito, invitan a pensar que el palmarés de ambos podría haber sido mayor si hubieran tenido estas carreras como objetivo prioritario.

Pero claro, el Tour vende mucho. Y tanto el murciano como el catalán han decidido apostar y fuerte por una carrera que no está tan hecha a su medida, como sí lo ha estado para un Alberto Contador que ha sido el hombre fuerte en este aspecto en los últimos años.

Si tanto Valverde como Purito hubieran nacido en Bélgica, a buen seguro que allí serían auténticos ídolos de masas. Mientras que aquí, en España, al no brillar tanto en julio, estas gestas de primavera y otoño parecen perder valor. Así pues, parece que hay una especie de lucha entre los clasicómanos, encabezados por Valverde, y donde encontramos otras figuras como el propio Purito, Freire o Igor Astarloa; y los vueltómanos, con los Indurain, Olano, Sastre, Heras o Contador, entre otros. Aunque luego encontramos a podios como Samuel Sánchez, Purito o el propio Valverde. O a gente como Indurain y Olano peleando en los mundiales, o el propio Contador luchando en la Flecha o en otras clásicas como la Milán–Turín. Las clásicas o las Grandes Vueltas. Por suerte, el ciclismo español, de unos años para acá, triunfa en cualquier terreno.

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