Dos de nuestros protagonistas, entrenadores de élite y, en su época, jugadores de primer nivel, hicieron las maletas hace dos años, cansados de lo que el balonmano español representaba entonces. Caos en la organización de la Liga, escasez de dinero, desaparición de patrocinadores. Una odisea seguir jugando aquí y, además, vivir de ello. Talant Dujshebaev emigró a Polonia para enrolarse en el Kielce, tras la desaparición del Atlético de Madrid. Antonio Carlos Ortega dejó Antequera porque en el recién ascendido a la ASOBAL no había futuro. Su destino, el Vezsprem húngaro. Los dos jugarán el 30 de mayo en la Lanxess Arena de Colonia (Alemania) las semifinales de la Champions. Todo un éxito.
Habrá otro español que lo haga, Xavi Pascual, en su quinta comparecencia con el Barcelona en la máxima cita (las anteriores cuatro solventadas con un título y tres derrotas, dos en la final y una en semifinales). Los tres representarán el orgullo patrio en el mejor escenario posible. Sólo Pascual sabe que el Barcelona es el único equipo por el que merece la pena quedarse entrenando en España. Él lo hizo y la experiencia no le ha ido mal.
También hay jugadores españoles en los equipos. Julen Aginagalde se reencontró en el Kielce polaco con su técnico en Ciudad Real y en el Atlético de Madrid. Dujshebaev consideró básico al pivote en este proyecto, y la cosa funcionó. Carlos Ruesga, campeón del mundo con España en Barcelona en 2013, juega con Cristian Ugalde en el Vezsprem húngaro. A Alemania le tocó emigrar a Joan Cañellas, subcampeón con el Kiel el año pasado y que quiere resarcirse este año con el máximo título europeo.
Entre todos los técnicos españoles, un islandés, Alfred Gislasson al frente el potente coco germano al que le apoyará el público en Colonia y que se presenta como el rival a batir. El sorteo deparó el otro día un Kiel–Vezsprem y un Barcelona–Kielce. Xavi Pascual ya había comentado que nunca querría el equipo polaco en semifinales pero la historia cuenta que los azulgrana son favoritos, tienen la mejor plantilla y se presentarán a finales del mes que viene como los auténticos enemigos públicos.
Fuera de la Final Four se quedaron otros dos técnicos españoles. El ayudante de Talant Dujshebaev en Ciudad Real, Madrid y el año pasado en el Kielce, Raúl González, se embarcó en el proyecto del Vardar macedonio en el que tiene como pupilo al hijo de Talant, Alex. El maestro pudo con el alumno y con su descendiente.
El seleccionador campeón del Mundo en Túnez en 2005, Juan Carlos Pastor casi obra el milagro en el modesto SC Pick Szeged húngaro. En la eliminatoria ante el Kiel, los magiares consiguieron una exígua ventaja de tres goles en Hungría, destrozada por los ocho de desventaja en territorio alemán. El sueño se rompió de repente, en la orilla.
Cualquiera de los tres españoles en Colonia puede ser campeón con permiso de Gislasson. Pascual fue el último en conseguirlo en 2011 y Dujshebaev disputó la final ante el Kiel en 2012. Será bonito ver luchar al trío patrio. Se han tenido que buscar la vida fuera, pero ha merecido la pena.