Que el ciclismo evoluciona es algo que se ve constantemente. Lo hace en la forma de correr y en el nombre de los protagonistas. Pero también empieza a haber un cambio en sus nacionalidades y en sus paisajes y orografías. Se ha pasado del dominio europeo en todo, las carreras y sus ganadores, a un aumento de la globalización.
Esta globalización en las dos ruedas arrancó en Australia con el Tour Down Under, una de las primeras (más bien, la primera de relumbrón) del calendario internacional. Hasta allí se iba gran parte del pelotón para ir acumulando kilómetros en la piernas. Entrenamientos en carrera, se llaman. Poco después ha ido cogiendo protagonismo el Tour de San Luis, en Argentina, donde ciclistas como Nairo Quintana, ganador del Giro 2014 y aspirante al Tour de este año, arrancan su temporada.
Pero entre Oceanía y Sudámerica, a la espera de que arranque el calendario, se va colando poco a poco pruebas en Asia, sobre todo en Oriente Medio. En Europa, de siempre se ha mirado a la Challenge de Mallorca como primer test de referencia. El buen clima y su singular geografía le confería un aspecto envidiable y deseado por muchos ciclistas, además de su diferencia con otras carreras ya que cada etapa la pueden correr distintos corredores (no es obligatorio que el que se pone el dorsal en la primera etapa dispute la segunda. Puede descansar y hacer la tercera, si le apetece). Daba el pistoletazo de salida a las diferentes carreras en España. Aunque lejos quedan esas vueltas a Andalucía, Murcia y Comunidad Valencia, enlazadas, con el pelotón rodando por nuestras carreras. La crisis ha hecho mella, y mientras algunas han desaparecido (Vuelta a Valencia, Trofeo Luis Puig, Bicicleta Vasca, etc), otras ven como se reducen sus días de competición (Vuelta a Murcia).
Donde no hay crisis es en Oriente Medio. Los petrodólares se están lanzando a conquistar el deporte. El claro ejemplo ha sido en el último mundial de balonmano, disputado en Qatar, y donde la selección "nacional" (entre comillas, porque sólo ocho miembros eran del país; los demás, nacionalizados) alcanzó la final. Pero parecía que habría un terreno difícil de conquistar: el ciclismo. Nada más lejos de la realidad. Hasta cuatro carreras se disputan por aquellos parajes donde la belleza de los Apeninos, Alpes o Pirineos dan paso a carreteras planas rodeadas de arena, o como mucho, con grandes rascacielos en el final de cada etapa.
Son tres las carreras que se disputan en estas primeras fechas: Tour de Dubai, Tour de Qatar y Tour de Omán, más el nuevo Tour de Abu Dhabi, que tendrá lugar en octubre. Pero, ¿por qué este crecimiento del ciclismo allí? Se podría decir que por el dinero. Y sí, es una de las razones.
Sin embargo, la cuestión económica no es la única. Oriente Medio ofrece otras posibilidades que no se pueden encontrar, y menos en Europa, en donde acaba de pasar una ola de frío que no ayuda lo más mínimo a la hora de salir en bicicleta, uno de los pocos deportes en los que se compite sin importar las condiciones climáticas. De hecho, uno de los grandes del pelotón, el suizo Fabian Cancellara, comentaba en twitter la diferencia que hay entre correr en Qatar o entrenar en su casa
Today in Qatar 35.2degres max. temp. and last week at almost home -14 degres...#motorPlatzerToday pic.twitter.com/bnlCPhnYEc
— Fabian cancellara (@f_cancellara) febrero 9, 2015
Ésta, sin duda, es otra de las grandes razones. El cambio de temperatura que ayuda a la hora de salir con la bici. Además, ya no son sólo unos pocos. Grandes nombres del pelotón están por aquellas carreras, como Alejandro Valverde, Vincenzo Nibali, Joaquim Purito Rodríguez, Mark Cavendish (ganador del Tour de Dubai), Philippe Gilbert, Bradley Wiggins, Tom Boonen (cuatro veces ganador del Tour de Qatar) o el propio Cancellara. No todos están, pues de los grandes nombres faltan Chris Froome y Alberto Contador, que prefieren prepararse con stages en Canarias o Almería, realizando concentraciones en altura.
Defensores y detractores
Mucho viento, pelotón estirado y, de vez en cuando, algún repecho para darse un buen "calentón". Así son estas carreras que tiene defensores y detractores. Dentro de este último grupo parece entrar Wiggins, que dijo hace unos días que "el Tour de Qatar es horrible y nadie lo disfruta". O Valverde, que en un día de mucho viento y tormenta de arena incluida, dijo que prefería subir siete Tourmalets a volver a hacer una etapa así, muy dura para sus características.
Pero además del dinero y el clima, hay una tercera razón. Y ésta viene de parte de los organizadores, que son los mismos que dirigen el Tour de Francia y el Giro de Italia. ASO, empresa que lleva la ronda gala y que está también dentro de la Vuelta, organiza el Tour de Qatar y el Tour de Omán (éste, por cierto, algo más montañoso); mientras RCS Sport lleva el Tour de Dubai (ésta es su segunda edición) y el nuevo Tour de Abu Dhabi. Por tanto, hay equipos que por no pertenecer al World Tour acuden a estas carreras a ganarse el favor de dichas empresas, para que les vean con buenos ojos de cara a una posible invitación a algunas de las grandes.
Además, hay un equipo local, el Skydive Dubai, con el español Paco Mancebo, que busca también ese favor. Para ello, estas carreras son su particular Tour, donde tienen que darlo antes sus jefes jeques. Pero también es prestigio para todo aquel que se quiere probar de cara a mejorar su puesta a punto, pues en apenas tres semanas empiezan las carreras de mayor enjundia, como la Paris-Niza o la Tirreno-Adriático. El auténtico pistoletazo de salida a la temporada.
Y una última razón esta dirigida a un próxima futuro, pues en el 2016 se disputará en Doha, Qatar, el campeonato del mundo. Será, casi con toda probabilidad, una carrera marcada por el calor, el viento y un recorrido llano. Y por tanto, no está de más que muchos de estos velocistas que lucharán por el oro empiecen a conocer el terreno con el tendrán que lidiar. Por tanto, aunque parezca que el dinero es lo único que cuenta en Oriente Medio, el ciclismo tiene razones de sobra para acudir a esta parte del mundo. La globalización viaja en dos ruedas.