Lance Armstrong ha vuelto a mentir. Ya defraudó al mundo del ciclismo ocultando su dopaje durante años. Lo admitió en una entrevista con Oprah Winfrey, y dos años después, hace apenas unos días, dijo a la BBC que volvería a doparse. Pero esta mentira es de otra índola, y fue causada tras tener un accidente de coche por conducir bajo los efectos del alcohol.
Un hecho que ha tardado en trascender porque el texano lo ocultó al llegar a un acuerdo con su novia, Anna Hansen, por la que ella asumía la responsabilidad. Ocurrió en Aspen, Colorado, el pasado 28 de diciembre, cuando regresaban a casa después de un acto benéfico. Durante el trayecto chocaron con otros dos coches que estaban aparcados, y para no copar páginas de periódico ni minutos de radio o televisión, su novia cargó con la responsabilidad de lo ocurrido.
Abandonaron el lugar de los hechos y sólo una llamada de un vecino alertó a las autoridades. Armstrong y su coche, un GMC Yukon, ya se habían marchado. Pero para urdir bien el plan, Hansen regresó al lugar de los hechos a disculparse y comprometerse a pagar los desperfectos provocados.
Pero la prensa estadounidense lo destapó toda vez que la policía encontró la trampa, una vez más, en la vida de Armstrong. Rick Magnuson, el detective que seguía el caso, vio algo sospechoso y tras hablar con algunos de los empleados del hotel en el que fue el evento, descubrieron que el que condujo fue el ex ciclista. Hansen se mantuvo en sus trece diciendo que conducía ella porque "Lance había bebido un poco". Pero que el hielo en la calzada no le permitió controlar el coche y por eso se produjo el accidente.
Todo era mentira y la novia de Armstrong terminó confesando la mentira tomada de manera conjunta por el "bien" del texano. Ahora, igual que dijo que volvería a doparse si regresara a aquella época, cabe preguntarse si volverá a coger un coche bebido. En ambos casos, la respuesta tiene un mismo denominador común, y así se espera que no vuelva a ocurrir.