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"La RDA me arruinó la vida", la historia del medallista olímpico Gerd Bonk

El levantador de pesas, fallecido recientemente, sufrió las consecuencias físicas del dopaje de estado orquestado por el gobierno.

El levantador de pesas, fallecido recientemente, sufrió las consecuencias físicas del dopaje de estado orquestado por el gobierno.
Gerd Bonk, en una competición. | Wikimedia

El pasado mes de septiembre el exlevantador de peso alemán Gerd Bonk, doble medallista olímpico y antiguo récord mundial bajo la bandera de la República Democrática de Alemania (RDA), falleció a los 63 años tras una larga enfermedad que le había mantenido los dos últimos meses en un estado de coma irreversible.

Llevaba casi 30 años soportando las consecuencias de unos métodos de dopaje sistemático que iba más allá de los resultados deportivos. Tenía el objetivo de consolidar ideas y regímenes políticos en plena Guerra Fría, escenificada en el enfrentamiento en las dos Alemanias separadas por el Muro de Berlín.

A los 13 años, Gerd Bonk ya pesaba 100 kilos y su enorme envergadura no pasaba desapercibida. En el colegio le llegaron a confundir con el profesor y pronto encontró en el deporte la mejor vía para poner en práctica su enorme físico. No tardó en destacar en la disciplina del lanzamiento de peso y en 1967 estableció el récord de la RDA con una marca de 17,82 metros.

Programa estatal de dopaje

Sin embargo su desarrollo físico le llevó a cambiar de disciplina en 1969 y centrarse en la halterofilia, el deporte en el que logró sus mayores éxitos deportivos. En aquel momento, pasó a formar parte de los más de 15.000 deportistas fueron sometidos al programa estatal denominado Unterstützende Mittel (Medios de apoyo) a través del cuál se estableció un plan de dopaje colectivo por el que médicos y entrenadores de la federación nacional suministraban esteroides, anabolizantes y todo tipo de estimulantes para mejorar su rendimiento sin que ellos tuvieran conocimiento.

En los Juegos Olímpicos de Múnich 1972, Bonk se hizo con la medalla de bronce. En 1975 ya era el hombre más fuerte del mundo, después de batir el récord mundial levantando 246,5 kilos y en 1975 fue capaz de mejorar su récord con 252,2 kilos, antes de ganar la plata en Montreal 1976. Elegido como uno de los emblemas deportivos de la RDA, llegó a ganar un total de 31 medallas, repartidas entre los Juegos Olímpicos, campeonatos del mundo y de Europa.

Paradójicamente, en 1989, el año que caía el Muro de Berlín, se reunificaba Alemania y la Guerra Fría comenzaba a ver su fin, a Bonk lo declaraban oficialmente incapacitado. Para ese momento, ya apenas quedaba nada de aquel hombre capaz de romper el récord del mundo del levantamiento de pesas. Los esteroides le habían provocado diabetes, tenía serios problemas renales, una insuficiencia hepática y sus pies estaban entumecidos junto a una multitud de problemas físicos que le dejaron en una silla de ruedas.

"Fui quemado por la RDA y olvidado por la Alemania unida, la RDA arruinó mi vida y mi cuerpo", llegó a afirmar Bonk años después, cuando comenzó a recibir el apoyo de la Asociación de Ayuda a las Víctimas del Dopaje (DOH), que ayuda a más de 700 afectados por el dopaje de estado y lucha por evitar que caiga en el olvido el periodo más oscuro de un momento histórico, en el que el deporte y los deportistas se convirtieron en la mejor propaganda contra el bando enemigo.

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