En la isla de Cuba el béisbol dejó de ser un deporte profesional en 1961. Hasta ese momento, este deporte había sido uno de los vínculos más estrechos con Estados Unidos. La isla fue uno de los primeros países en los que desembarcó con éxito aquel deporte que se prácticaba con un bate en el país vecino.
Desde que en 1874 se disputase el primer partido de la historia del béisbol cubano, muchos fueron los jugadores que se convirtieron en estrellas. El talento de los jugadores de la isla pronto les llevó a convertirse en reclamo para los equipos norteamericanos. Tanto es así que los cubanos llegaron a tener franquicias en las Grandes Ligas como los Havana Cubans y los Cuban Sugar Kings.
A mitad del siglo XX, el país ya era una de las grandes potencias de un deporte que había arraigado entre la población gracias a la estrecha relación que existía con la cultura estadounidense. Hasta 1961, el béisbol cubano vivió su etapa dorada, numerosos jugadores se convirtieron en estrellas de las grandes ligas y fue también uno de los destinos preferidos de los norteamericanos. No obstante, el embargo de la isla por parte del presidente Eisenhower cortó de raiz la fructífera relación deportiva entre ambos países.
Cuba ha seguido dando desde entonces grandes jugadores de béisbol, pero la opción de ser profesionales pasaba por salir del país para no volver. Desertar era el único medio para lograrlo y muchos de ellos optaron por jugarse la vida como balseros para entrar en Estados Unidos y desarrollar su carrera. El deporte que más tradición tenía en el país pasó al amateurismo, sus franquicias en la Liga norteamericana fueron a signadas a Montreal y Toronto y los años dorados del béisbol cubano se terminaron.
Japón, el destino referido
Más de medio siglo después, jugadores cubanos siguen brillando en las Grandes Ligas y el gobierno de Raúl Castro ha visto una nueva fuente de financiación en la prolífica cantera cubana. Entre las tímidas medidas llevadas a cabo para el aperturismo de la isla, Castro autorizó en septiembre de 2013 que jugadores cubanos pudiesen salir del país para jugar en ligas profesionales, a excepción de la estadounidense.
A pesar de que el béisbol no es profesional en el país, una agencia estatal es la encargada de dirigir la carrera de sus mejores deportistas. Cubadeporte ejerce como agente de los jugadores, contacta con los ojeadores, negocia los contratos y administra el sueldo que reciben. Esta relación va más allá, ya que además de administrar y dirigir su carrera, el gobierno se queda con un 20% de su salario en forma de impuestos.
En este sentido, Japón se ha convertido en el destino preferido para el estado. Es una de las ligas más potentes del mundo y, además, es la segunda en emolumentos por detrás de la estadounidense. El límite salarial está en 4,9 millones de dólares por lo que exportar jugadores de béisbol supone una dosis de ingresos extra. Actualmente, son cuatro los jugadores que ya han sido enviados a la liga nipona y en la isla esperan poder seguir explotando una de las mejores canteras del mundo. 53 años después de acabar con el profesionalismo en este deporte, el gobierno cubano devuelve el foco de atención al béisbol.