Dicen que se llevan bien, que entre ellos no hay roces. Pero cuando los ves sobre la bicicleta, luchando contra un enemigo común, ninguno quiere trabajar para el otro. Alberto Contador, Alejandro Valverde y Joaquin Rodriguez buscan el maillot rojo de la Vuelta a España, o como mínimo, el podio. Pero como no se ponen de acuerdo, el objetivo común se lo llevará el enemigo extranjero, Chris Froome.
Han vuelto a perdonarle la vida al inicio de la última ascensión, a no matarlo cuando estaba sufriendo y a permitirle, una vez más, como en Los Lagos, que coja aire, tome el pulso de la subida, y en esta ocasión, incluso ataca. Aunque la victoria en Monte Castrove ha sido para otro foráneo, el italiano Fabio Aru, que ya fue el ganador en San Miguel de Aralar. En esta ocasión, atacando a menos de cuatro y marchándose a solitario, mientras los tres españoles se miraban.
Los españoles no se compenetran
Purito atacaba, pero a su rueda salían Contador y Valverde, y cuando cazaban, todos parados porque no van a trabajar el uno para el otro. Mientras, Froome, miraba. Desde atrás, y hacia abajo, a su pulsómetro. Hasta que el parón definitivo le permitió atacar y salir en persecución del bueno de Aru.
Por detrás, Valverde, que era el que tenía que seguirlo ya que su segundo puesto peligraba (en el sprint intermedio anterior, el británico había conseguido dos segundos de bonificación y ya estaba a sólo un segundo del murciano), decidió no salir a por él. Ya ha perdido el segundo cajón del podio. Contador vio que tampoco era responsabilidad suya; y Joaquin, al que se le escapa el podio cada día un poco más, no iba a ayudar al murciano.
Era la segunda subida al alto de Monte Castrove, que coronó por primera vez otro murciano, Luis León Sánchez, para seguir sumando puntos con los que afianzar su maillot de rey de la montaña. Fue lo más destacado de una jornada que de nuevo dejó lo interesante para esos últimos cinco kilómetros decisivos, en los que se mueve la carrera, y lo que provoca que las diferencias entre los primeros sean mínimas, ahora incluso menos.
Le perdonan la vida a Froome
Porque darle vida a Froome con tan sólo cuatro etapas de carrera es dispararte sobre tu propio pie, alimentando sus ansias de revancha. Segundo en la Vuelta de 2011 y cuarto en la de 2012, a esta carrera le tiene ganas, le debe algo. Y aunque no consiguió el triunfo en esta jornada por el sprint final de Aru, sí que puedo aumentar las diferencias en meta con los españoles, a los que aventajó en meta en 12 segundos, que sumados a la bonificación, le dejan a un 1'19" del madrileño en la general.
Es esa falta de entendimiento lo que provoca el avance de Froome. Ninguno quiere trabajar, llevarle al otro en volandas. Es un "tira tú, que a mí me da la risa". Y como nadie tira, pues arrancan. Primero Contador; luego contraataca Valverde; y trata de rematar Joaquin. Pero ninguno es superior al otro cuando marchan juntos. Sólo Froome hace camino. Eso lo aprovechó Contador cuando se pegó a su rueda en la Farrapona. Y en Monte Castrove no ha intentado seguirle.
Ancares y la crono decidirán todo
Cierto que tiene diferencia, pero quizá, esta nueva jornada con final en un puerto de segunda provoque aún más la alegría de Javier Guillén, director de la Vuelta, que se asegura una cobertura mediática de gran calado con el último fin de semana de carrera, con final en alto en Ancares y la crono de Santiago. Puede que las diferencias allí sean menores de las esperadas por los protagonistas. O puede que ya llegue todo sentenciado. Ya se sabe, en Galicia, por donde discurre la Vuelta, nada es seguro.