En estos tiempos en que está tan de moda que algunos progenitores ganen mucho dinero con la carrera de sus hijos, como en el famoso caso del futbolista Neymar, no podrá decir el golfista Rory McIlroy que su familia y amigos no hayan demostrado confiar desde siempre en él, y no sólo cuando le han venido bien dadas.
Y es que el triunfo del norirlandés en uno de los torneos más prestigiosos del mundo, el Open Británico, será sin duda recordado entre algunos de sus más allegados, que han visto cómo, además del más de un millón de euros ingresado por el joven jugador por su victoria, ellos mismos han ganado una buena cantidad de dinero.
La historia se remonta al año 2004, cuando Gerry McIlroy, padre de Rory, y tres amigos familiares más, apostaron cada uno de ellos 100 libras esterlinas a que McIlroy ganaría un Open antes de cumplir los 26 años, a una cuota nada desdeñable de 500 libras por cada libra apostada, con lo que el montante total del premio, de producirse, era de unos 220.000 euros a repartir entre los cuatro amigos.
Por este motivo, todos ellos habrán vivido con especial interés lo ocurrido durante el fin de semana en el campo de Hoylake, muy cerca de Liverpool, y en el que McIlroy sufrió en la última jornada para superar el empuje del castellonense Sergio García, que sigue sin poder sumar un torneo del Gran Slam a su palmarés.
Así, no cabe duda de que el tercer major de McIlroy será sin duda el más recordado en buena parte de sus conocidos. A sus veinticinco años, el golfista une su primer abierto británico a los triunfos en el US Open en 2011 y el PGA Championship en 2012, sumando un palmarés espectacular a tan pronta edad. Algo que sin duda debió olerse el señor McIlroy, a quien la confianza en su hijo le ha reportado, sin duda, pingües beneficios.