Exhibición de una locomotora alemana. Tony Martin, ese ciclista que ya intentó la victoria en la pasada Vuelta a España y se quedó a 15 metros de levantar los brazos en la línea de llegada Cáceres. Catalogado como especialista contra el reloj, pero capaz de mucho más. Capaz de hacer cosas como las que se han visto en la segunda jornada de Los Vosgos. De derrotar él sólo a todo un pelotón, o a todo un grupo perseguidor de más de 20 unidades.
Y para rematar la fiesta, sobre todo la que tendrán el lunes 14 en Francia, día nacional, un galo, también Toni, pero apellidado Gallopin, se viste con el jersey amarillo. Un liderato por el que sufrirá y tendrá que pelear camino del alto de La Planche des Belles Filles, donde Froome se impuso hace dos años, por delante de dos que no están este año -tampoco el británico-, Evans y Wiggins, con Nibali en cuarta posición.
Fuga tempranera
Pero eso será al día siguiente, cuando las piernas de los valientes de esta jornada se resientan. Porque estas etapas de media montaña siempre dejan un espectáculo digno de admirar para el que lo ve por televisión. Ataques de salida, en un etapa de 170 kilómetros, hasta que dos valientes, Martin y el italiano De Marchi, se marchan solos por delante. Justo por detrás se forma una fuga numerosa donde se filtran algunos espadas que han perdido algo de tiempo, como el portugués Tiago Machado, o los franceses Pierre Rolland y el propio Gallopin, el mejor de todos en la clasificación. Junto a ellos, por fin vimos aparecer en este Tour de Francia a Joaquim purito Rodríguez, con tres españoles más: Rojas, Dani Navarro y Rafa Valls. Rolland, acompañado de 4 hombres de su equipo, el Europcar, decide jugar a por la general, y desde que forma el grupo, los hombres de verde son los que tiran.
En condiciones normales, De Marchi y Martin, que mantenían una ventaja al inicio de unos 30 o 45 segundos, habría decidido esperar para tirar todos juntos en pos de la victoria. Pero el alemán, terco como él sólo, sabe que el ciclismo le debe una de estas gestas. Por lo que pacta con el italiano que él tira en descensos y el llano, y De Marchi en las subidas. Así harían hueco ante un grupo que buscaba la general y no a ellos dos. Se marcharon a 151 kilómetros de meta en busca de una empresa más propia del ciclismo de posguerra que de la actualidad, con 6 puertos de montaña, sólo uno de ellos, el penúltimo, de primera categoría, a unos 50 de meta.
Y justo ahí el alemán decide que ha llegado su hora. Que la crono en pareja está bien, pero él es un hombre de ir sólo, sin compañía. Que para admirar el verde paisaje forestal de Los Vosgos, la sombra de De Marchi no le agrada. Así que a 59 arrana otra crono el bravo alemán. Ya le sacaba al grupo una gran renta. E iría en aumento. Por detrás, sólo purito se movía. Pero lo hacía en busca de sumar puntos para la general de la montaña, ese maillot blanco de lunares rojos tan característico del Tour. Ya ha encontrado el catalán su motivación de venir a la carrera, tras una primavera y un Giro cruzado.
Sin movimiento entre los favoritos
Así que Martin, sin mirar hacia atrás, subió revoluciones en su moto y se marchó camino de la gloria, situada en la meta de Mulhouse. Por detrás, Gallopin no quería que el grupo bajara el ritmo, y se unió a los Europcar en busca de arañar segundos a un pelotón del que tiraba el conjunto Astana, el del entonces líder Vincenzo Nibali. Porque ésa era otra historia. Astana no tenía intención de defender el maillot amarillo. No había por qué gastar más hombres. Tiraban del pelotón, pero por el mero hecho de ser los hombres del líder. Tras el golpe moral de Contador el día anterior, donde le pellizcó tres segundos, Nibali no se fía y necesita a todas sus naves disponibles para el esperado ataque del madrileño en La Planche des Belles Filles. Será el tercer día de Los Vosgos, el que cierre el tríptico y clarifique la general.
Con calma en el pelotón, sólo quedaba saber cuánto tiempo le meterían los de delante al gran paquete. Gallopin necesita 3.27, tiempo que ya tenía solucionado desde hace tiempo. Pero buscaba más para defenderlo el lunes en ese duro final en alto. También Machado, que ha visto como la general le abre las puertas. E incluso Rolland, que tras ser cuarto en el Giro busca podio en el Tour.
Al final, sin que le pudieran rebajar el tiempo, Tony Martin consigue su primera victoria en línea en el Tour, tras dos cronos. El alemán es un portento de la naturaleza, y su rodar en bici es impresionante, manteniendo la posición siempre que sea necesario. Victoria para Martin, con el grupo a 2.45, encabezado por su gran rival, el suizo Cancellara, el hombre que le impidió ganar en Cáceres cazándolo sobre la línea de meta. Ya ha consumado su venganza.
Ahora Gallopin es líder. Pero Contador avisa: "Veremos un poco más cómo están las fuerzas de cada uno", decía al llegar a la línea de meta. El madrileño saldrá al ataque. Tiene mucho que remontar. Sin Froome, el patrón es él. La Planche des Belles Filles hará la primera criba. En el día nacional de Francia, con un francés como líder, y con el primer gran final en alto de esta edición. Y todo ello, tras ver una de las mayores gestas de los últimos años, la del expresso de Cottbus escapado 151 kilómetros.