Hace 50 años, la historia del boxeo dio un vuelco que trascendió más allá del deporte, llegó a la política y forjó a una de las mayores leyendas. El 25 de febrero de 1964, el mismo año en el que se anunció el plan para constriur las Torres Gemelas de Nueva York, Cassius Clay se convertía en campeón del mundo de los pesos pesados con 22 años, tras el abandono de Sonny Liston. Un día después, el 26 de febrero, Clay, convertido en seguidor de Nación del Islam, anunciaba su conversión y pasaba a llamarse Cassius X, en honor a Malcom X que, finalmente, le bautizó como Muhammad Ali.
Iniciado en el boxeo en 1960, Clay había ganado la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Roma 1960 pero pasaba desapercibido dentro del mundo del boxeo, a pesar de sus 19 victorias, 16 de ellas conseguidas por la vía rápida. Su vida cambió cuando se trasladó a Miami, ya convertido en campeón olímpico, pero completamente desconocido en el circuito del boxeo. Sus mánagers decidieron ponerle en manos del entrenador Angelo Dundee, que transformó para siempre su carrera.
Deslenguado y arrogante, Clay sufrió en Miami el racismo todavía persistente en Estados Unidos. No entendía el desprecio a su medalla de oro y Nación del Islam se convirtió en la vía de escape para dar rienda suelta a una personalidad arrolladora.
En 1962, Sonny Liston se hizo con el título tras tumbar a Floyd Patterson en el primer asalto. Liston, nacido en el sur del país, era apodado La Bestia o El Tonto por la prensa. Con la cárcel como escuela de boxeo y sin saber leer ni escribir, su carrera se había forjado a base de golpes y como cobrador de la mafia. Esa noche, conseguía el mayor éxito de su carrera. Mientras, desde las primeras filas, un espectador se atrevía a abuchearle y retarle. Clay comenzaba a llamar la atención de la prensa.
"¡Soy el rey del mundo!"
En 1964, Liston aceptó el reto y le dio la oportunidad de pelear por el título de los pesados. Para ese momento, Angelo Dundee ya había conseguido pulir el juego de pies de Clay. Su torpeza a la hora de desplazarse sobre el ring había desaparecido y ya era capaz de "volar como una mariposa". El hermano de Angelo, Chris, que ejercía como agente de Clay logró organizar la pelea -que pueden ver arriba- en el Miami Beach Convention Center ante casi 9.000 personas.
Liston partía como gran favorito en las apuestas, mientras aguantaba las mofas del joven aspirante. A sus 34 años, no tomó en serio a su oponente y apenas preparó el duelo: "¿Para qué entrenar duro para una pelea que no va a durar más de dos o tres asaltos?", aseguró.
Aquella noche del 25 de febrero de 1964, la historia del boxeo cambió por completo. Ali abrió las puertas a un boxeo que no se había visto antes. Guardia baja y una rapidez de piernas nunca vista. Liston, un púgil lento, acostumbrado a confiar en el poderío de sus golpes, era incapaz de conectar ningún golpe ante la velocidad de su rival. A punto de caer noqueado en el sexto asalto, fatigado y contrariado, Liston se rindió, tiró la toalla y entregó el título. Clay se subió a las cuerdas y exclamó: "¡Soy el rey del mundo!". Esa noche Cassius Clay desapareció y nació Muhammad Ali.