El sueño de Sarah Burke, una de las más grandes esquiadoras canadienses, era poder participar en unos Juegos Olímpicos de invierno en la disciplina de halfpipe. Ella, pionera en esta modalidad, fue una de las artífices de que se recogiera en el programa olímpico de Sochi. Pero no pudo cumplir su sueño: hace dos años, cuando ella tenía 29, fallecía trágicamente mientras entrenaba para ello.
Sin embargo, Burke ha sido una de las protagonistas de estos Juegos que acaban de terminar. Todo, gracias a los emotivos homenajes que le han dedicado. Comenzando por su entrenador, Trennon Paynter, quien hizo el recorrido del halfpipe con las cenizas de la joven encima, para posteriormente depositarlas sobre los aros olímpicos.
"Me sentí muy bien al ver que Sarah estaba en estos Juegos Olímpicos, no sólo en los corazones de todos nosotros, sino también de una manera bastante literal", comentaría poco después el entrenador.
No fue el único homenaje. Minutos antes de que comenzara la disputa de la prueba en la que Sarah Burke debía haber participado, voluntarios esquiaron a lo largo del circuito formando un corazón en la memoria de la canadiense.
Además, todos los atletas afirmaron mientras iban terminando la prueba que Burke había estado en sus cabezas en todo momento. Y mientras esperaban las puntuaciones de los jueces, todos formaban un corazón con sus dedos dedicado a ella.