El dopaje ha acompañado desde siempre al deporte. Desde antes de lo que nos podamos imaginar. Ya en los Juegos Olímpicos de la antigua Grecia, era habitual que atletas tomaran estimulantes como aguardiente, hongos alucinógenos o semillas de sésamo para aumentar su rendimiento, y jugaban con las dietas para su preparación. Tanto, que cuando Teodosio los prohibió en el 395 dC, afirmó, entre otras, que era porque se habían convertido en "un foco de trampas, afrentas a la dignidad humana y dopaje".
Ésta es una práctica que se desarrolló y extendió con el deporte moderno. Pero al primer fallecido por dopaje, o al menos al que se considera como tal, le envuelve una historia de incertidumbre y misterio que, seguramente, nunca podrá ser resuelta.
Cocaína, cafeína y estricnina
En 1997, el Comité Olímpico Internacional presentaba un estudio denominado "Evolución histórica del fenómeno del dopaje". Allí se afirmaba que en 1886 el ciclista galés Arthur Linton había fallecido por una mezcla de cocaína, cafeína y estricnina al concluir la Bordeaux-Paris, señalando que se trataba de la primera muerte por dopaje de la que se tuviera constancia.
No obstante, eso es imposible. Primero, porque la primera edición de la Bordeaux-Paris fue en 1891, y segundo porque en la carrera de 1896 el segundo clasificado fue, precisamente, un tal Arthur Linton. Aún así, había una cosa cierta: pocas semanas después, Linton fallecía en su casa de Aberdare a causa de una fiebre tifoidea, supuestamente, provocada por la utilización desmesurada de cafeína y de estricnina. Es decir, supuestamente, por dopaje.
Ésta es una hipótesis que toma más fuerza si tenemos en cuenta que otros dos corredores de unos 30 años y bajo la tutela del mismo entrenador de Linton, Choppy Warburton, también fallecieron poco después. "El contenido de sus botellas negras parece actuar como pociones mágicas en los ciclistas agotados", relataba un manual de entrenamiento ciclista de 1903.
Nada decía de la muerte de Linton, nada reconocía que fuera por dopaje. Más bien, se creía entonces que era por el tremendo esfuerzo realizado en la prueba. Pero el periodista Rudiger Rabenstein no dudó en señalar que, cuando vio a Linton, iba "inmensamente dopado" para la carrera.
No fue el único
Jimmy Michael, otro ciclista de éxito a las órdenes de Warburton, quiso dejarlo claro. Tras una carrera en la que terminó bajándose de la bicicleta, completamente sin fuerzas, después de equivocarse varias veces de dirección, acusó a su entrenador, Warburton, de haberle envenenado. Los escritos de la época apuntan a que el técnico había apostado contra su pupilo, y no a su favor. Acto seguido, Michael abandonó Inglaterra rumbo a Estados Unidos. Murió en 1904, por un "delirium tremens", tal y como se diagnosticó entonces.
El hermano de Arthur Linton, Tom Linton, también ciclista y también discípulo de Warburton, falleció en 1914 con tan solo 39 años, a causa de, curiosamente, una fiebre tifoidea. Ambas muertes apuntarían directamente hacia Choppy Warburton... si no fuera porque el entrenador había muerto de un ataque al corazón en 1897.
"No parece que se pueda establecer un enlace claro y directo entre estas dos muertes y su entrenador" señalaba, recientemente, el periodista Simon Craig. "Sí que parece bastante probable que Warburton dopara a sus ciclistas, y que la muerte de Arthur Linton fuera a causa de los daños que le causaron las drogas suministradas por Warburton. Pero aún hoy, un siglo después, con los tests modernos de dopaje, es imposible determinar si era culpable o inocente".
Todas las conjeturas, pues, quedan y quedarán en el aire. Pero por los síntomas, las evidencias y lo relatado entonces, todo indica que, efectivamente, Arthur Linton fue el primer deportista que falleció por dopaje. En 1896.
El primer muerto en unos Juegos
Curiosamente, el primer fallecido por dopaje en unos Juegos Olímpicos fue también un ciclista. Knuda Jensen. Sucedió en Roma 60. El primer día de competición se disputaba la contrarreloj por equipos sobre 100 kilómetros. Dinamarca era uno de los conjuntos más potentes, de los que les podía poner las cosas difíciles a la anfitriona y gran favorita Italia.
Pero a mitad de la prueba, Jensen se sintió indispuesto, incapaz de dar una pedalada más. Dos compañeros de selección se pusieron a su lado tratando de aguantarle, empujarle, sostenerle. Así durante dos kilómetros, hasta que el ciclista se derrumba. Pocas horas después, fallecía en el hospital.
Semanas más tarde se conoció que Knuda Jensen había sido dopado por su entrenador con una sobredosis de anfetaminas. El producto prohibido y el enorme calor que se vivió en las afueras de Roma provocaron la muerte del primer deportista fallecido por dopaje en unos Juegos Olímpicos.