La subida al Alpe d’Huez y sus míticas 21 curvas son las protagonistas de la decimoctava etapa del Tour de Francia, que conmemora su centenario con una doble ascensión, hecho que nunca se había producido.
Alberto Contador se encuentra en segunda posición de la ronda gala, a 4:34 del líder Chris Froome. La dificultad máxima de la subida al Alpe d’Huez es una de las últimas oportunidades del ciclista de Pinto para atacar y recortar diferencias en la clasificación general.
La etapa reina de la edición lleva a los corredores desde Gap hasta la mítica cima durante 172,5 kilómetros, de los que los últimos 65 son considerados de dificultad extrema. En ese momento, el pelotón comenzará la subida de las 21 curvas, con 12,3 kilómetros de una pendiente media de 8,4%.
El descenso, que se realiza por primera vez en carrera, acaba en el puerto de Sarenne, de segunda categoría. Se trata de una bajada vertiginosa y totalmente desconocida para los ciclistas. Una bajada que precede a la segunda subida al Alpe d’Huez, con un kilómetro y medio más, donde se decidirá el ganador de la etapa.
Está previsto que acudan a presenciar la etapa entre 700.000 y un millón de personas según la oficina de turismo en la subida a la cumbre de las míticas 21 curvas. Se calcula que el nivel de espectadores puede ser similar al logrado en 2004, cuando acudieron un millón de personas.