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Sergio García: "El fútbol es de mentirosos y tramposos. El golf debe ser otra cosa"

El estadounidense fue sancionado con dos golpes, pero muchos jugadores opinan que debió ser descalificado.

El hoyo 15 del Augusta National, un largo par 5, se ha convertido en inesperado epicentro de la polémica por culpa de Tiger Woods y su acción antirreglamentaria que le costó, al amanecer, dos golpes más, aunque se barajó su descalificación del Masters.

Las decisiones de los árbitros del golf, como muchas veces los del fútbol, se sitúan bajo el microscopio pues en torneos como el Masters dineros e intereses no se escatiman. Porque borrar a Woods del primer major de la temporada y un terremoto de 8,5 grados en la escala hubieran tenido similar calificación. Tiger es el favorito, el número uno del mundo y un factótum de audiencias y glamour.

Los sesudos árbitros del Masters, reunidos a primera hora de la mañana, optaron por la decisión salomónica de evitar la descalificación y penalizar al californiano con dos golpes.

Y varios jugadores no han tardado en alzar su voz contra tal decisión. David Howell, exjugador de la Ryder Cup, era el primero en comentar que "Tiger debería ser descalificado".

Pero el español Sergio García ha sido de los más críticos. "Da risa lo que ha pasado. Si me ocurre a mí, si he firmado una tarjeta incorrecta, no soy capaz de salir a jugar aunque me dejen. He hablado con otros jugadores y opinan lo mismo, que se debía haber retirado", comentaba el de Castellón, en declaraciones recogidas por Marca.

Sergio continuaba, señalando que "yo soy futbolista a muerte, y el fútbol es un deporte de mentirosos y de tramposos en su relación con los árbitros y las reglas. Pero el golf debe ser otra cosa. En muchas ocasiones nos arbitramos nosotros o el compañero y no pasa nada. Por eso es tan grande".

¿Qué es lo que hizo Tiger Woods?

El estadounidense pegó un golpe a 'green' con tan mala suerte que la bola rebotó en la varilla de la bandera y cayó, rauda, al agua del estanque. El problema y origen de la polémica vino a continuación.

Tiger tenía tres opciones para seguir jugando. La primera, usar la zona de dropaje, que es un pequeño espacio delimitado para desde allí volver a intentar alcanzar el 'green'. El californiano no lo hizo.

La segunda opción era llegar al punto por donde la bola entró en el agua y caminar hacia atrás y todo lo que quisiera en línea con la bandera (las barras amarillas le posibilitaban esta acción). Tiger tampoco pudo escoger esta posibilidad, pues hacia atrás estaban los espectadores.

Y la tercera y última fue la que eligió, pero la interpretó incorrectamente. Tiger podría dropar su bola en el sitio más cercano al lugar desde donde golpeó. Pero Tiger, y aquí está el error que incluso admitió en una entrevista posterior, eligió un sitio dos yardas (1,8 metros) más atrás de ese punto. Esa fue la infracción del reglamento, en concreto de la regla 26-1.

Tamaña metedura de pata suponen dos golpes de penalización para todo golfista. Asegurado, además, si los jueces lo advierten. Eso hay que anotarlo en la tarjeta. En ese hoyo en el que Tiger hizo 6 golpes, debió escribir 8. Pero Woods no los apuntó en su tarjeta tras firmarla, ni los jueces observaron en los monitores que el mejor golfista del planeta había cometido esa infracción.

Sin embargo, unas declaraciones de Tiger acabada su vuelta, en las que admitía haberse colocado dos yardas más atrás del punto correcto, fue el detonante de la polémica. La investigación de oficio, a tenor de esa revelación, era nuevamente de rigor. El comité de competición del Masters entró otra vez en cónclave. La descalificación de Tiger Woods planeó, esta vez sí, sobre uno de los torneos más emblemáticos del planeta. Pero salvaron su pellejo.

El comité alegó que no hubo intencionalidad por parte del jugador -como si derribar a un futbolista dentro del área sin querer no fuese penalti- y que este organismo ya había tomado una determinación exonerando a Tiger antes de que acabase su segunda ronda.

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