Mariano Rajoy recibió este miércoles en el palacio de la Moncloa a los representantes de la candidatura de Madrid para los juegos olímpicos de 2020 para expresar el "apoyo firme, nítido y claro" del Gobierno de España al proyecto. El presidente implicó a "todas las instituciones" del país para que "si todos fuimos barceloneses en 1992, todos seamos madrileños en 2020".
La impresión generalizada es que, a la tercera, irá la vencida. Y, en este sentido, el jefe del Ejecutivo fue efusivo al llamar a un "impulso común" para que la capital se haga con los Juegos. De hecho, sus referencias a la unidad nacional fueron constantes. "El deporte, como la vida, es un constante desafío", amén de "trabajo, esfuerzo duro y afán de superación", dijo, para detallar los motivos por los que, a su juicio, el evento deportivo sería bueno para el país.
"Marca España", proclamó Rajoy. Aún más, "es una oportunidad para España, para sus capacidades y para redoblar la Fe de nosotros mismos", un "escaparate" en el que los deportistas españoles -que tienen, recordó, una imagen "muy positiva"- serán los protagonistas.
Frente a los rivales, Tokio y Estambul, Rajoy reclamó "trabajo y unidad" -Cataluña forma parte de la candidatura-, y se despidió de los representantes con un "adelante, mucho ánimo y seguir trabajando duro".
A su lado, Ana Botella, alcaldesa de la ciudad, que agradeció "el decidido apoyo" del Ejecutivo. "Una novedad fundamental", recalcó, en una crítica velada a José Luis Rodríguez Zapatero. Botella también sacó a colación "el legado" de Barcelona 92 para insistir en las bondades de la candidatura, que Alejandro Blanco, presidente de COE, tachó de proyecto "realizable y previsible". Ninguno de los dos hizo mención a los costes que puedan desprenderse de la aventura olímpica.