Que la lucha contra el dopaje no va bien en España es algo obvio. Muchos son los casos extraños, sin cerrar, o resueltos de mala manera en los últimos años. Por mucho que se empeñe el Ministro Wert en decir lo contrario, en nuestro país tenemos un grave problema con el doping, que cada vez está quedando más expuesto.
Ayer viernes 21 fue un claro reflejo de ello. Fue, de hecho, un día duro. Dos noticias, sobre todo la segunda de ellas, que vuelven a poner en entredicho el trabajo realizado en España al respecto.
La tarde comenzaba con la anulación por parte del Tribunal Supremo de la sanción a Roberto Heras. El máximo organismo afirmaba que no había lugar a los recursos presentados por el Comité Nacional de Competición y Disciplina Deportiva de la Federación Española de Ciclismo, obligando además a devolverle al ciclista la Vuelta a España que conquistó en 2005.
Pero el gran mazazo llegaba sin duda horas más tarde, cuando la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) anunciaba la suspensión por tres meses del laboratorio acreditado en Madrid para llevar a cabo análisis antidopaje. De hecho, una vez vencida la suspensión, la agencia volverá a evaluar el laboratorio para determinar si le devuelve su acreditación.
Y todo, porque el pasado mes de agosto, durante la fase de ensayos previos al análisis de una muestra de orina y como consecuencia del error de un técnico del laboratorio, una muestra resultó contaminada con otra precedente que contenía una elevada concentración de una sustancia prohibida. Esto provocó que el Laboratorio informara de un caso adverso en la muestra A al deportista y a la federación correspondiente; pero como el resultado no se vio ratificado posteriormente en el análisis de la muestra B y el centro asumió el error, no se siguió procedimiento sancionador alguno contra dicho deportista. Un disparate, vamos.
Además, una vez conocida la sanción de la AMA al Laboratorio de Control del Dopaje de Madrid, la responsable del Control de Calidad dimitió de su cargo. Todo muy lógico, claro.