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Ross Fisher se queda como líder en solitario en el Portugal Masters

El inglés  aventaja en tres golpes al austriaco Wiesberger  y al escocés Gallacher, que comparten la segunda plaza.

El inglés Ross Fisher es líder del Portugal Masters tras la disputa de la segunda jornada con 10 bajo par, mientras que el irlandés Padraig Harrington, ganador de tres majors, se ha situado en cuarta posición con un total de 6 bajo par, dando paso a un grupo de cuatro jugadores, encabezados por el español Miguel Ángel Jiménez con un golpe más.

La mañana ha estado protagonizada por el partido de Harrington, Jimenez y Thorbjorn Olesen, donde el irlandés y el malagueño han dado una autentica lección de juego. Lástima que el putt siga siendo un auténtico lastre para el malagueño, a pesar de que este viernes ha conseguido salvar un par de hoyos en el par gracias a dos putts de unos 5 metros, aunque también se le han escapado al menos cuatro oportunidades claras de birdie.

Pese a todo Jiménez se mantiene en la pelea, sobre todo porque ha superado el corte y tiene claras opciones de luchar por el título, con cinco bajo par en el acumulado. 

En cuanto al resto de los españoles, el madrileño Gonzalo Fernández-Castaño y el canario Rafael Cabrera-Bello están con tres bajo par, Carlos del Moral con uno bajo par y Pablo Larrazábal y Alejandro Cañizares igualados al par del campo del Oceanico Victoria Golf Course de Vilamoura. 

Desesperante de nuevo la actuación del gaditano Álvaro Quirós, que se ha despedido del Portugal Masters, donde triunfó en este escenario hace cuatro años, concluyendo con un rotundo +9, con un juego bastante errático y sin suerte alguna. Jorge Campillo (+6), Pablo Martín (+6) e Ignacio Garrido (+10) también han dicho adiós a este Portugal Masters.

En la jornada vespertina el viento que ha soplado con bastante más intensidad. Aún así, Fisher ha conseguido no sólo mantener su privilegiada posición de líder, sino además ampliar su ventaja con un juego muy sólido y gran acierto en los greenes, que se han ido poniendo realmente duros según avanzaba el día.

La descripción de los greenes que hacía Cabrera-Bello es bastante elocuente: "La bola botaba en como en un tambor, era casi imposible pararla y salía rebotada con una fuerza inusitada".

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