L D (EFE) Las generales salían prácticamente intactas de los 366 kilómetros cronometrados entorno a la localidad mauritana de Nema, que sustituyeron a la etapa que debía desembocar en Tombuctú, anulada hace un mes por la amenaza de un grupo salafista. La calma de los favoritos fue aprovechada por Helder Rodrigues para sumar su segunda victoria del año en motos y por el qatarí Nasser Saleh Al Attiyah para inscribir su nombre en coches.
Y la tranquilidad durará, al menos, hasta que la caravana se adentre el jueves próximo en Mali, porque los 280 kilómetros que recorrerán mañana los pilotos, entre Nema y Ayun, serán un simple enlace sin cronómetro. Eso reduce a cuatro las jornadas que debe aguantar Marc Coma para revalidar el título conseguido el año pasado. Ya sin maratones y sin dunas, el piloto catalán debe nadar 1.891 kilómetros por el África negra y guardar la ropa de la casi hora que lleva de ventaja al francés Cyril Despres.
Coma ha sido esta vez segundo. Sólo sucumbió por 44 segundos ante la agilidad de Rodrigues, que pilota una moto de 450 centímetros cúbicos, una máquina más ligera que se movió mejor en un circuito muy técnico y poco exigente en navegación. Pero el español aumenta siete segundos su distancia sobre Despres, tercero de la etapa, que asiste impotente a la fortaleza del español. El defensor del título ha superado ya el desierto mauritano y en el horizonte que le separa de Dakar no queda ya ninguna etapa maratón, lo que preservará la mecánica de su KTM, donde, a falta de rivales de carne y hueso, muchos ven la principal amenaza para su victoria. Rodrigues sumó su segundo triunfo en este Dakar y en su carrera y se convertía en el primer portugués que gana dos especiales en un mismo año.
Peterhansel y Alphan mantienen su duelo en coches
Sobre cuatro ruedas la sencillez del recorrido retrasaba una jornada el esperado duelo en la cumbre entre los Montero de los franceses Stephane Peterhansel y Luc Alphand. El primero arañó un par de minutos al segundo, que se aleja ya a casi diez en la general, pero quedan cuatro etapas para dirimir sus diferencias en una especie de "deja vu" del año pasado, en el que Peterhansel partía con ventaja para sumar su noveno triunfo en el Lago Rosa hasta que sus opciones se estrellaron contra un árbol a falta de tres episodios para el epílogo, lo que dejó libre el camino a Alphand.
Ajeno a esa batalla, el qatarí Al Attiyah forzó su BMW para adelantar en 28 segundos en la meta al Mitsubishi del japonés Hiroshi Masuoka y en casi dos minutos al Volkswagen del estadounidense Mark Miller. Al Attiyah, que no había ganado hasta ahora ninguna etapa en el Dakar, está inmerso en una batalla con el francés Jean-Louis Schlesser por la tercera plaza. El qatarí la había logrado el lunes, pero los jueces se la arrebataron entre bambalinas, al aplicarle una sanción de 36 minutos por una falta cometida en la primera semana de carrera.
La estupefacción en BMW dio paso al enfado, que se tradujo en un recurso que será estudiado en los próximos días aunque tiene pocos visos de progresar. La escudería admite que la falta existió, pero no entiende que la sanción sólo fuera aplicada cuando Al Attiyah había subido al podium. Los jueces se defienden y confiesan que hubo un error pero que la clasificación puede ser variada hasta Dakar.
Entre tanto, la última etapa mauritana sirvió para comprobar que el español Carlos Sainz sigue en carrera tras el descalabro sufrido este lunes, cuando se dejó más de siete horas por una avería eléctrica. El madrileño ha sido quinto de la etapa, justo por detrás de Peterhansel y por delante de Alphand, una prueba más de que estaría luchando por el título si la mecánica no le hubiera fallado.