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Los ultras introducían armas mientras a los niños se le requisaba el agua

La cabeza del ministro del Interior italiano pende de un hilo tras los graves incidentes protagonizados por los ultras serbios en Génova. La prensa se pregunta cómo la Policía pudo requisar botellas de agua a los niños mientras permitía a los radicales introducir en el estadio todo tipo de objetos y armas.

Muy poco tiempo ha tardado la oposición al Gobierno italiano en exigir la dimisión del ministro del Interior y viceprimer ministro, Roberto Maroni, al que acusa de no garantizar las suficientes medidas de seguridad ante la entrada en el país de 1.600 ultras serbios, algunos de ellos pertenecientes a conocidos grupos violentos de signo ultranacionalista y fascista, y en su mayoría seguidores del Estrella Roja de Belgrado, que cuenta con una de las aficiones más temidas y radicales de Europa. Según desvela la prensa italiana, los radicales introdujeron en el estadio Luigi Ferraris de Génova, donde el martes se disputó el partido Italia-Serbia, mochilas llenas de bengalas, navajas, alicates, barras metálicas y cuchillos, entre otros objetos y armas, mientras a los niños les eran requisadas las botellas de agua.

La alcaldesa de Génova, Marta Vincenzi, carga directamente contra el primer ministro, Silvio Berlusconi y dice que "alguien debería explicarme cómo es posible permitir que 400 personas pongan a sus pies una ciudad entera". Mientras, el jefe de los diputados de Italia de los Valores, Massimo Donadi, exige la renuncia de Maroni: "Debe presentar su dimisión. La peligrosidad de los radicales serbios se conoce en toda Europa, se sabe que se organizan en grupos paramilitares y que hicieron cosas terribles en las guerras de los Balcanes".

Pero Roberto Maroni se quita el muerto de encima y dice que los agentes italianos no tuvieron "ninguna responsabilidad" e incluso evitaron "una posible matanza como la de Heysel", en referencia a la muerte de 39 hinchas, la mayoría de ellos italianos, antes de la final de la Copa de Europa de 1985 entre la Juventus de Turín y el Liverpool. Lo cierto es que lo ocurrido en Génova resucitó el miedo a lo ocurrido hace 25 años en Bruselas y así se manifestaba el seleccionador italiano, Cesare Prandelli, quien ha explicado que antes de salir al campo ya tuvo el presentimiento de que algo iba a pasar, cuando vio que Stojkovic se había refugiado en el vestuario de sus pupilos y "estaba muy asustado".

Entre los 19 ultras serbios detenidos en la ciudad italiana se encuentra Ivan Bogdanov, de 30 años. Se trata del joven tatuado y cubierto con un pasamontañas que, encaramado a la valla de contención, incitaba a los radicales serbios a que continuasen arrojando objetos al campo. La foto de Bogdanov, jefe del llamado grupo ultra Tigres de Arkán, que toma el nombre del conocido criminal de guerra durante el conflicto en la ex Yugoslavia, ha dado la vuelta al mundo. Las fuerzas del orden encontraron a este sujeto escondido en el capó delantero del autobús en el que tenían que volver a casa los aficionados serbios.

El partido Italia-Serbia, correspondiente a la fase de clasificación para la Eurocopa de Polonia y Ucrania 2012, comenzó con media hora de retraso debido a los incidentes protagonizados por los cerca de 1.600 hinchas serbios. Varios de ellos lanzaron piedras y bengalas contra el autobús en el que viajaba su selección. Uno de los petardos alcanzó al portero serbio y ex jugador del Getafe, Vladimir Stojkovic, al que acusan de traidor por haber cambiado la camiseta del Estrella Roja por la del Partizán. Además, la mayoría de los ultras también protestaba contra la entrada de Serbia en la Unión Europea.

Tras iniciarse el partido, tuvo que ser suspendido por el árbitro escocés Craig Thomson cuando apenas se llevaban jugados seis minutos, después de que una bengala pasase rozando al portero italiano, Emiliano Viviano. La cosa no quedó ahí: la batalla continuó fuera del estadio tras la suspensión del encuentro hasta las dos de la madrugada, cuando un centenar de hinchas se enfrentó a las fuerzas del orden.

Sin embargo, Bogdanov, que continúa detenido en Italia, ha explicado que los incidentes se debieron a una protesta contra la Federación de fútbol de Serbia y no tenían matices políticos o nacionalistas: "Soy un nacionalista, pero como todos los serbios. Sobre todo, soy un gran hincha del Estrella Roja". A través de su abogado, el seguidor ha negado ser el jefe de los ultras y ha pedido disculpas a Italia por lo sucedido.

Mientras tanto, la UEFA ya ha abierto un expediente sobre lo ocurrido y se reunirá a partir del próximo 28 de octubre para tomar una decisión. Lo más probable es que dé por ganado el partido a Italia por 3-0, aunque las consecuencias para Serbia pueden ser mucho más graves. Si el organismo emplea la "tolerancia cero", como ya ha adelantado su presidente Michel Platini, Serbia podría ser descalificada de la clasificación para la Eurocopa y a todos los clubes de ese país les estaría prohibido disputar competiciones europeas durante cinco años, al igual que ya ocurrió con los equipos ingleses tras la tragedia de Heysel.

Cabe recordar que, en octubre de 2009, la FIFA amenazó con severos castigos a Serbia tras la muerte de un aficionado francés del Toulouse antes de un partido de la Liga Europa en Belgrado contra el Partizán.
 

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