Llegaba la 'armada' española a los octavos de final con la moral intacta después de un camino más que digno desde que arrancara el torneo. No importaban los rivales de turno (Federer, Djokovic y Berdych, casi nada), pues la ilusión y las buenas sensaciones hacían pensar en alguna sorpresa. Nada más lejos de la realidad; tres derrotas que dejan a Nadal y Ferrer como únicos representantes españoles.
El primero en caer fue Nicolás Almagro, que practicamente no pudo oponer resistencia ante un soberbio Novak Djokovic, tercer favorito y campeón en el 2008, que se ha impuesto por la vía rápida, en tre sets, 6-3, 6-4 y 6-0.
Djokovic fue contundente. Tardó una hora y 44 minutos en tumbar al español, que nunca pudo cuestionar el servicio de su adversario y que siempre fue a contracorriente en el marcador.
El siguiente fue Fernando Verdasco, incapaz de salir a flote ante el mejor juego de su adversario, el checo Tomas Berdych, sexto favorito, ante el que ha sucumbido por un contundente 6-4, 6-2 y 6-3.
El tenista madrileño, de 27 años y noveno del mundo, ofreció una de esas versiones en las que, invadido por la inestabilidad sobre la pista, divide el gasto de energía entre la lucha consigo mismo y con el rival.
Tomas Berdych, con el que había jugado en diez ocasiones, no aguardaba una batalla tan clara. Sobre todo al inicio, cuando el madrileño quebró, por primera y única vez el saque del centroeuropeo. Es el checo un tenista que ha madurado. Que a sus virtudes, evidentes, añade ahora la ambición por atravesar las expectativas. Se vio en el pasado Wimbledon, donde Berdych llegó a la final, que perdió contra el español Rafael Nadal. Pero empieza a ser un hombre a tener en cuenta en todas las grandes citas.
El último en pasar por el degolladero fue el catalán Tommy Robredo, que al menos tuvo el honor de robarle un set al suizo Roger Federer, vigente campeón. 6-3, 3-6, 6-3 y 6-2 fue el marcador final de un partido en el que Robredo mantuvo el tipo.
El jugador español, ahora situado en el puesto 52 del mundo, tuteó al helvético mientras mantuvo la precisión necesaria para hacer frente al intercambio propuesto por el suizo. De hecho, Robredo se anotó la segunda manga, que obligó a Roger Federer a un esfuerzo mayor para sacar adelante el compromiso.
El campeón tiró de recursos para evitar la amenaza del tenista de Hostalric, que ya fue incapaz de mantener el tono físico y el tino en los tiros y poco a poco se desmoronó hasta ceder el triunfo. Tardó dos horas y media en claudicar Tommy Robredo.
De este modo, Nadal, que se medirá a Cilic, y David Ferrer, que lo hará ante Raonic, la gran revelación del campeonato, son las únicas esperanzas españolas para alcanzar los cuartos de final del primer gran torneo del año.