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Liverpool se echa a la calle para recibir al campeón con Benítez y Gerrard como protagonistas

Más de 400.000 aficionados han formado una inmensa marea humana que ha llevado en volandas a los jugadores y técnicos del Liverpool, encabezados por Rafa Benítez, desde el aeropuerto John Lennon hasta el nuevo teatro de los sueños del fútbol inglés, el estadio de Anfield, donde ya descansa la Copa de Europa. Mientras, aumenta la polémica por la casi segura ausencia de los Reds en la próxima edición de la Liga de Campeones pese a haber conquistado el título.
- Así les narramos el Milán-Liverpol

Más de 400.000 aficionados han formado una inmensa marea humana que ha llevado en volandas a los jugadores y técnicos del Liverpool, encabezados por Rafa Benítez, desde el aeropuerto John Lennon hasta el nuevo teatro de los sueños del fútbol inglés, el estadio de Anfield, donde ya descansa la Copa de Europa. Mientras, aumenta la polémica por la casi segura ausencia de los Reds en la próxima edición de la Liga de Campeones pese a haber conquistado el título.- Así les narramos el Milán-Liverpol
L D (EFE)  Los relojes ingleses marcaban las 16:24 horas cuando Rafa Benítez y su plantilla de héroes aterrizaban en suelo británico. Una febril expectación colapsaba las terminales, donde se acumulaban miles de personas vestidas con la camiseta roja de su equipo. Con gritos, silbidos, cánticos y visibles muestras de entusiasmo, una multitud de seguidores de los Reds , portadores de pancartas de bienvenida y elogios a su campeón, ocupaban las calles de la ciudad de los Beatles para dar la más efusiva de las bienvenidas a sus ídolos.

Pero la algarabía total se desató nada más abrirse la puerta del avión. Las dos columnas de este proyecto, el técnico español y el capitán Steven Gerrard, sacaban el trofeo de la bolsa de basura en la que había viajado desde Turquía y se lo entregaba a una afición que no renunciaba a cantar una vez más el "You'll never walk alone". A pie de pista les esperaba visiblemente feliz el alcalde la ciudad, Alan Dean, acompañado de un séquito de guardias de seguridad y representantes políticos que apenas dejaban paso al autobús que debía llevar a la expedición hasta Anfield.

El ambiente superaba lo hasta ahora vivido por la práctica totalidad de los jugadores. Incluso Rafa Benítez, acompañado por su mujer y sus hijos, se atrevió a gritar que "los aficionados del Liverpool son los mejores del mundo" y que en ninguno de los títulos conseguidos con el Valencia había visto algo igual. Con los jugadores y los técnicos apostados en el piso superior del autobús descapotable, la comitiva inició un recorrido de casi dos horas por las calles de la ciudad. Y con ellos, en los márgenes de la carretera o en creciente procesión tras los campeones de Europa, una marea roja de casi 300.000 aficionados que no paraban de gritar, aplaudir, vitorear e incluso llorar. "Las escenas que viví cuando ganamos la UEFA en 2001 fueron muy emocionantes, pero esto lo supera", afirmó el centrocampista alemán Dietmar Hamann en pleno viaje.

El español Antonio Nuñez, que ha vivido alguna celebración de los títulos del Real Madrid en la plaza de Cibeles, también se sumó a la sorpresa de sus compañeros: "Los aficionados son fantásticos y sienten una gran pasión por este club. Esto es estremecedor". Pero la mayor acumulación de gente se produjo a las puertas del estadio. Allí coincidían aficionados de las más diversas edades y condición, todos ellos unidos por un sentimiento y unos colores. Todos querían estar junto a la plantilla que la noche anterior se había proclamado campeona de Europa tras remontar un marcador adverso de 3-0 al descanso contra el Milán, aquellos mismos que permanecieron abrazados en el duro trance de los penaltis y que desataron su euforia cuando el polaco Jerzy Dudek detuvo el último lanzamiento a Andrei Shevchenko.

Fueron de nuevo Steven Gerrard y Rafa Benítez quienes brindaron el trofeo a la afición ya dentro de Anfield, un escenario que ha acunado durante 21 años los modestos sueños de una afición entregada a su equipo. Y con la entrada del resto de protagonistas al césped, el himno más popular del fútbol europeo volvió a hacer vibrar los cimientos del campo, los corazones de los presentes y la vida cotidiana de la ciudad obrera de Liverpool. Casi veinticuatro horas después de ser levantada por vez primera sobre el tapete del Olímpico Ataturk de Estambul, la quinta Copa de Europa del Liverpool descansa en el nuevo teatro de los sueños del fútbol inglés.

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