El partido, que contaba con un claro favorito en Serbia, dio sus primeros pasos con los balcánicos imponiendo su pronóstico, de la mano de un acertadísimo Keselj desde el triple, con dos tiros acertados en los primeros minutos, uno de ellos con falta adicional. Con Teodosic con el bastón de mando, el juego serbio superaba claramente a Lituania, donde sólo Kleiza tenía el punto de mira acertado (17-9). Sin embargo, los bálticos no querían pasar como una comparsa por la lucha por el bronce, y gracias a los buenos minutos de Jankunas volvieron a reducir la diferencia (22-20). De hecho, los de Kemzura concluyeron el primer parcial dominando por un punto (22-23).
La mejoría lituana tuvo continuidad en la reanudación, con Jankunas y Kleiza aún como estiletes. Así, los ex soviéticos fueron progresivamente aumentando su ventaja, aprovechando los peores minutos de Serbia en el partido, sin acierto alguno (26-32). Un triple de Jasaitis desató la euforia entre la animosa grada lituana, siempre reconocible por su llamativo verde y amarillo (31-39). Poco después, en magnífico contraataque culminado por Kalnietis, en pleno desconcierto serbio, puso a Lituania en la pista de despegue hacia el bronce. Solo el triple final de Rasic, casi sobre la bocina, arregló un poco la pésima imagen serbia en el segundo cuarto (38-48).
Cinco puntos más de Lituania abrieron el tercer cuarto. La hemorragia serbia parecía no tener fin (38-53), e Ivkovic tuvo que volver a pedir tiempo muerto. Pero de nada sirvió, puesto que la defensa balcánica se veía superada una y otra vez por la pareja formada entre Jankunas y Kleiza, con cuarenta puntos entre ambos a dos minutos del final del tercer cuarto. El técnico serbio lo intentó con los reservas, vista la inoperancia de los titulares, pero la gran revelación del torneo estaba ya rozando la medalla de bronce (50-68). La ventaja lituana llegó a alcanzar los veintidós puntos, pero dos cuatro puntos de Serbia para concluir el cuarto dieron alguna esperanza de milagro (54-72).
Pero el espíritu serbio, aún dolido por la derrota in extremis de ayer ante la selección anfitriona en el último segundo, se mostró agotado. Las dos batallas previas ante España (92-89 a su favor) y Turquía (cayeron por 82-83) habían secado completamente el motor de los de Ivkovic. Lituania, más fresca, sacó partido. Los de Kemzura, revelación del torneo, barrieron en cuartos a Argentina (104-85), y cayeron con cierta holgura ante Estados Unidos en semifinales (89-74).
Teodosic, verdugo español con aquel triple para la historia, recibió una técnica por protestar, quizá su gran carencia. El bronce estaba sentenciado a cinco minutos de la conclusión, si bien Kemzura paró el partido para atar los últimos cabos (67-84). Todavía Savanovic intentó el milagro para los suyos con una canasta y adicional (74-86), pero otra bomba lituana desde el perímetro, en este caso de Maciulis, terminó por minar la resistencia balcánica (78-93). Los dos últimos minutos fueron el epílogo de la fiesta de Lituania. Un país que vive por y para el baloncesto y que se llevó una parte del pastel en la fiesta a la que nadie le había invitado al comienzo del torneo. El resultado final (88-99), certificó un bronce histórico para el país, entre otros, del histórico Arvydas Sabonis, nombrado miembro del Hall of Fame Europeo esta misma mañana en Estambul.
Ficha técnica:
Serbia, 88: (22+16+16+34): Teodosic (9), Rasic (8), Keselj (12),Velickovic (18), y Krstic (5) –cinco inicial-, Bjelica (2), Macvan (8), Markovic (3), Paunic (6), Savanovic (10), Tepic (7), y Perovic (0).
Lituania, 99: (23+25+24+27): Kalnietis (14), Seibutis (2), Maciulis (3), Kleiza (33) y Javtokas (2) –cinco inicial-, Klimavicius (0), Jankunas (15), Jasaitis (14), Pocius (12), y Delininkaitis (4).
Árbitros: Vázquez (puertorriqueño), Jordan (estadounidense), y Christodolou (griego). Eliminaron por faltas personales al lituano Tomas Delininkaitis.
Pabellón: Sinan Erdem (Estambul). Unos 8.000 espectadores