Eden Hazard ha pasado de ser considerado uno de los mejores jugadores del mundo a un futbolista del montón. Defenestrado esta temporada por Carlo Ancelotti en el Real Madrid, hasta sus compañeros de la selección belga reconocen que, tras la lesión de tobillo sufrida ante el PSG por la entrada de su compatriota Meunier, no es el mismo ni lo será jamás.
Hazard no ha hecho mucho por respetarse así mismo. Llegó con 8 kilos de más a su primera pretemporada con el Real Madrid. En los entrenamientos, el pasotismo es su estado habitual -Obi Mikel, su compañero en el Chelsea, reconoció que era el peor entrenando de todos con los que ha jugado-. Ni siquiera se queja cuando no juega. No tiene sangre ni mentalidad de campeón. Protagoniza anuncios publicitarios con Burguer King, sin importarle ser la mofa generalizada y encima su fútbol ha quedado destrozado por culpa de las lesiones. Ese Hazard encarador es historia.
En la cúpula del Real Madrid dan a Hazard por perdido. Se valora su posible salida en el mes de junio. Pero claro, hay un problema. A Eden, con lo que cobra, no lo quiere nadie. De momento el único equipo que ha mostrado interés es un conjunto belga de la segunda división. Sí, han leído bien. Hablamos del del KVC Westerlo, líder de la Segunda división belga cuyo propietario es el empresario turco Oktay Ercan y cuyo sueño es llevar a la entidad a la Primera división tras hacer un desembolso importante de millones.
El vicepresidente Hasan Cetinkaya es el responsable del área deportiva y ha reconocido en una entrevista que su sueño es fichar a Hazard. "Creo que puedo considerar a Eden Hazard como un amigo. Le conocí cuando estaba en el Lille y me prometió que algún día jugaría en el Fenerbahçe. Westerlo será más difícil, pero nunca se sabe. Tal vez termine su carrera aquí".
Una oferta surrealista que ya no sorprende a nadie y es que, a día de hoy, son muy pocos los madridistas que confían en la resurrección de Eden Hazard.