El Atlético de Madrid ganó de forma agónica este sábado a Osasuna (1-0), con un gol salvador de Felipe Monteiro cuando el partido parecía destinado a un inamovible empate, cuando la insistencia fue la única solución para rebelarse contra otro encuentro decepcionante, muy por debajo todavía de lo que se espera del campeón y con parada final de Oblak.
El Atlético no termina de encontrarse. Seis victorias en sus últimos quince choques oficiales son un síntoma evidente. De su plantilla se le espera mucho más de lo que ofrece, tanto como se aguardan las soluciones que siempre aparecen de Simeone, un hombre indiscutible en la mutación en la última década del Atlético, al que recompuso su grandeza. Ahora necesita rearmar a su equipo en torno a una nueva idea, a la nueva exigencia que le proponen sus rivales, tan estudiado como lo tienen.
La dimensión de este Atlético está aún por descubrir, por expresarse de verdad, si es que lo hace con la plenitud que se intuía cuando configuró la plantilla de la que dispone. Hoy es un equipo más visible por alguna individualidad que por su colectivo. Y eso en el exigente fútbol actual no es nada concluyente, como tampoco lo parecen los continuos centros de Hermoso o como tampoco lo fue el partido entero, más el primer tiempo que el segundo, que ofreció el conjunto rojiblanco frente al Osasuna.
Nada más el Real Madrid ha sido más productivo como visitante en esta temporada de LaLiga Santander que el bloque navarro, que se plantó con descaro en el Wanda Metropolitano. Ni nervioso ni acomplejado, armado en torno a sus cinco defensas, a una estructura compacta, sin rehuir la posesión de la pelota, ganador de muchas de las segundas jugadas cuando el duelo transitó por sus primeros compases, cuando se jugó a todo lo que pretendía Osasuna y, sobre todo, en campo del Atlético.
En el primer tiempo no hubo demasiadas oportunidades. La mejor del Atlético, una pared desbordante entre Marcos Llorente y Correa que terminó en el remate apurado de Griezmann; la mejor de Osasuna, un trallazo de Lucas Torró que Oblak repelió como pudo para sostener el 0-0 al descanso; un resultado inválido para el conjunto rojiblanco, que ha concedido tanto en las últimas semanas que ya sólo le vale ganar cada día.
En cualquier caso, no había promovido en una hora de partido ni una sola parada del guardameta de Osasuna. Nada amenazante para él ni para su equipo, resistente entonces y rehecho después, sin quitar el ojo tampoco de la portería contraria, tan consciente como cada uno de los espectadores del Wanda Metropolitano del fino filo en el que se movía el resultado del partido, como el cabezazo ganador de Felipe Monteiro en el minuto 87. La única fórmula, agónica, que tiene hoy por hoy el Atlético.
Ficha técnica:
Atlético de Madrid, 1: Oblak; Vrsaljko (Carlos Martín, m. 84), Savic, Felipe, Hermoso; Llorente (Kondogbia, m. 74), Koke, Lemar (Luis Suárez, m. 65); Correa (De Paul, m. 65), Griezmann (Cunha, m. 74), Carrasco.
Osasuna, 0: Sergio Herrera; Nacho Vidal, Unai García, David García, Juan Cruz, Manu Sánchez (Roberto Torres, m. 88); Jon Moncayola (Barja, m. 88), Lucas Torró (Oier, m. 65), Darko Brasanac (Íñigo Pérez, m. 74); Chimy Ávila (Budimir, m. 65) y Kike García.
Gol: 1-0, m.87: Felipe.
Árbitro: Sánchez Martínez (C. Murciano). Amonestó al local Griezmann (m. 45) y a los visitantes Manu Sánchez (m. 55) y David García (m. 81).
Incidencias: Partido correspondiente a la decimocuarta jornada de LaLiga Santander, disputado en el estadio Wanda Metropolitano ante 53.261 espectadores.