El derbi que el Atlético de Madrid y el Real Madrid disputaron este domingo en el Wanda Metropolitano, saldado con un empate (1-1), estuvo cargado de polémica y la acción más controvertida se produjo poco antes del descanso (m.40), por una mano de Felipe Monteiro dentro del área tras un córner botado por Toni Kroos.
El balón le pegó en el brazo izquierdo a Felipe, que tenía su extremidad separada del cuerpo y que, además, con el toque provocó que la trayectoria del esférico cambiara de dirección, evitando que la pelota le llegase a Casemiro, que se encontraba en una inmejorable posición dentro del área.
El equipo de Zinedine Zidane pidió penalti con insistencia, pero el colegiado Hernández Hernández no señaló el punto de los once metros para sorpresa de los futbolistas blancos. Fue entonces cuando desde la sala VOR se comunicaron por el pinganillo con el árbitro principal para avisarle de que, según su opinión, el penalti era claro.
Hernández Hernández se digirió entonces al monitor para revisar las imágenes por sí mismo. Después de varios segundos en el visionado, el canario volvió al campo para mandar que siguiese el juego: no había penalti, para mayor incredulidad aún del conjunto madridista.