En el Valencia las aguas bajan muy revueltas. Peter Lim sigue haciendo de las suyas. Tras vender o regalar a gran parte de los pesos pesados del plantel, el propietario del conjunto che se ha superado así mismo y ha dejado a su equipo cojo. Lim ha conseguido algo que no se experimentaba en las oficinas de Mestalla desde el siglo pasado: cerrar el mercado de fichajes estival sin una sola contratación.
La afición, harta de Lim, se muestra impotente. El técnico, Javi Gracia, se siente estafado. Cuando firmó le prometieron cinco o seis refuerzos. Ahora tendrá que tirar con lo que tiene hasta el mes de enero, el día 4 se abre el mercado invernal. Gracia, muy quemado, medita seriamente dimitir, aunque antes quiere un cara a cara con la marioneta de Lim, el presidente Anil Murthy.
El Valencia ha perdido a Florenzi, Jaume Costa, Parejo, Coquelin, Piccini, Centelles, Ferran Torres y Rodrigo. Y no ha fichado a nadie. Lim ya dejó claro que solo aceptaría cesiones sin opción de compra obligatoria y ni siquiera su tiburón favorito, Jorge Mendes, ha podido traerle retales. Sonó con fuerza Jesé Rodríguez pero, para fortuna de la afición, al menos el canario se quedará cantando regaetton en París —año sabático a cambio de 5 millones de euros limpios de polvo y paja—.