Martín Odegaard ha sido una de las grandes sensaciones de este curso futbolístico 19/20. El centrocampista noruego ha destapado el tarro de las esencias en San Sebastián.
Con balón muestra una clase exquisita. Con una tremenda capacidad de visión de juego, mucha llegada desde la segunda línea –lleva dos goles en seis partidos–, conducción cosida al pie...
Pero lo que realmente marca la diferencia, y más sorprende, es su excelente rendimiento sin balón. Esa capacidad para recibir siempre en ventaja, con espacio y tiempo, moviéndose entre líneas justo cuando lo demanda la jugada. Y no es algo aislado, lo hace continuamente, durante todo el partido. Una virtud que rompe por completo el entramado defensivo rival y que marca la diferencia.
Además, el noruego ha mejorado mucho físicamente y también ayuda lo suyo, desde la posición de interior, en tareas defensivas.
Esfuerzo y compromiso
Otra de las notas positivas de Martín es su compromiso. En la Real ya sorprendió su actitud —llega el primero a los entrenamientos y se va el último, tras machacarse en el gimnasio—. Pero lo que está dejando a cuadros a los miembros del cuerpo técnico de la Real, es el tremendo esfuerzo que está haciendo el noruego en este final de temporada. Odegaard juega, desde hace semanas, con un gran dolor en su rodilla derecha por culpa de una tendinopatía rotuliana. Lo que le aconsejan los médicos es parar, pero el talentoso centrocampista cedido por el Real Madrid se niega a hacerlo. Todo por ayudar a su actual equipo.
Imanol Alguacil, técnico del conjunto Txuri Urdin, destaca el increíble ímpetu de Odegaard: "Martin está haciendo un esfuerzo terrible por aportar, aguantando el dolor. Se podía haber ido hace dos semanas, hacer el tratamiento y estar preparado para el año que viene, pero decidió aguantar hasta el final".
El pasado lunes, en el partido que la Real Sociedad ganó ante el Villarreal en el Nuevo Estadio de la Cerámica, Odegaard volvió a dar una lección de fútbol hasta el momento en el que fue cambiado, en el minuto 65. No podía más. Las imágenes del noruego en el banquillo tras la sustitución, retorcido de dolor y con una bolsa de hielo cubriendo su rodilla derecha, llaman la atención. No es habitual ver ese compromiso extremo de un jugador cedido.
Nueva cesión a la Real
Odegaard, que está encantado en San Sebastián, ya ha trasladado a la cúpula del Real Madrid, según ha podido saber Libertad Digital, su deseo de ampliar una temporada más su cesión a la Real. Prefiere seguir creciendo con Imanol que ponerse en las manos de un Zidane que no apostó por él en la pasada pretemporada. Sabe que a sus 21 años tiene todo el tiempo del mundo por delante para triunfar en el conjunto merengue. Su personalidad y su cabeza perfectamente amueblada son otras de sus virtudes. El Madrid tiene un tesoro con Martín y solo es cuestión de tiempo que se luzca en el Santiago Bernabéu.