Hay veces en la vida que te venden algo para, supuestamente, mejorar. Sin embargo, en realidad te están dando gato por liebre. Así funcionan los vende humos. Esta es la sensación que queda en muchos aficionados y equipos de La Liga con el VAR. Bien aplicado, como vimos en el Mundial de Rusia, puede ser una herramienta golosa para impartir justicia. Ahora bien, si el VAR se utiliza como estamos viendo en nuestra Liga, solo sirve para manipular, aún más, una competición.
Este lunes asistíamos anonadados al tremendo robo que sufría la Real Sociedad en el Coliseum ante el Getafe cuando, en el minuto 19, Cordero Vega señalaba un penalti de risa en contra del conjunto Txuri Urdin. La pena máxima tuvo como protagonistas a Le Normand y Hugo Duro. El jugador del Getafe pisa al central de la Real, pero el trencilla señala la pena máxima al considerar que el central realista había derribado al canterano del Getafe. La imagen posterior no daba lugar a ninguna duda. El pisotón de Duro es clamoroso. ¿Y el VAR? Ni rastro. Mata anotó desde los once metros, poniendo el 1-0 y condicionando el resto del partido.
Para completar el circo, este martes vivimos una acción intolerable en el Mallorca-Celta. Ricardo de Burgos Bengoetxea señalaba en el minuto 7 como penalti un supuesto derribo de Santi Mina sobre Dani Rodríguez. En la repetición queda claro que no existe contacto alguno. A pesar de ver la jugada durante más de cinco minutos en el monitor del VAR, el colegiado señaló el punto de penalti. Budimir ponía el 1-0. Una verdadera estafa.
El Mallorca terminó goleando 5-1 al Celta de manera incontestable, pero el partido quedó marcado por un grosero piscinazo que ni con VAR quisieron ver los árbitros. Tras el partido, Iago Aspas, capitán del Celta, reflejaba el asombro de los olívicos tras una decisión incomprensible: "Ese penalti no se lo pito ni a mi hijo en casa".
Con actuaciones como las de Cordero Vega o De Burgos Bengoetxea, La Liga no puede presumir de ser la mejor del mundo. La nefasta aplicación del VAR deja retratadísimo al colectivo arbitral. Ahora, con el videoarbitraje, este tipo de errores son injustificables. Eso sí, no duden de que saldrán los grandes defensores del colectivo arbitral para justificar lo injustificable y nos seguirán vendiendo humo, mucho humo.