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Toni Dovale, ex del Celta y actual farmacéutico: "Las condiciones de trabajo en la farmacia son tercermundistas"

Toni Dovale echa una mano en la farmacia familiar durante la crisis del coronavirus.

Toni Dovale, ex del Celta, en la farmacia familiar | EFE

Se formó en la Masía y llegó a jugar con el Celta en Primera. Fue uno de los ojitos derechos de Luis Enrique durante su temporada en Vigo. Al menos, al inicio. El técnico asturiano quería reconvertir a Toni Dovale, habitual extremo izquierdo, en lateral de largo recorrido. Le dio la titularidad pero no salió bien. Tras su etapa en Vigo, Toni se marcho a Estados Unidos para jugar en el Kansas. Luego pasó por Lugo, Leganés y Rayo antes de iniciar su aventura en la India, Chipre, Tailandia y de nuevo en la India.

La crisis del coronavirus le pilló de descanso en La Coruña, justo cuando se disponía a marcharse a la India para iniciar la temporada:"Como a la mayoría de los españoles, mi vida ha cambiado bastante. Acabé la temporada en la India antes de Navidad, que es el parón grande en el mercado asiático; estaba preparando todo para marcharme para jugar allí otra temporada y el tema empezó a complicarse", explica en una entrevista con Efe.

Toni terminó la carrera de Farmacia "hace tres o cuatro años" y solo tenía pendientes las prácticas, por lo que aprovechó la situación para echar una mano en la farmacia de su familia.

Lo que no esperaba Toni es encontrarse con las lamentables condiciones de trabajo con las que se enfrenta, día a día, al dichoso virus. Hace cinco semanas, cuando se preparaba para volver a la India, intentaba conseguir mascarillas, geles hidroalcohólicos, y ya no había abastecimiento.

"Eso, a tres semanas de decretar el estado de alarma, cuando nos decían que no pasaba nada y nos estaban llamando a manifestarnos y nos decían que la película era muy diferente. Dada la situación, lo que pensé es qué puedo hacer yo por la gente, por mi familia. Y gracias a mi carrera puedo ayudar. Mi madre es mayor, ya en una edad cercana a la jubilación, está dando el callo con unas condiciones de seguridad bastante precarias como todos los sanitarios y farmacéuticos y siendo así la situación no me podía quedar en mi casa", arguye.

A pesar de agradecer los aplausos diarios, Toni no se muerde la lengua para criticar al Gobierno: "La gente te da ánimo, fuerza, noto mucho el agradecimiento, pero creo que las administraciones no han estado a la altura de lo que exigen las circunstancias. Los aplausos llenan de orgullo pero yo no puedo ir a la guerra con tirachinas, y estar en una farmacia con mascarillas de papel de cocina y grapas es una vergüenza", precisa este futbolista gallego, que echa en falta más soporte de las autoridades y que ha tenido que revisar publicaciones, muchas de Asia, para poder informar a los clientes de la farmacia.

Toni, a sus 30 años, espera que la pesadilla pase para hacer lo que más le gusta: jugar al fútbol: "Ahora hay un nivel de incertidumbre alto. No sabemos cómo se va a desarrollar el fútbol, cuándo se van a abrir las fronteras, así que si aparece una buena oportunidad en España la valoraré también. Echo de menos eso, el día a día, el sonido del balón, el olor de la hierba, jugar en un campo lleno, esa adrenalina".

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