En plena crisis del coronavirus, Josep María Bartomeu sigue dando que hablar con sus decisiones. La última ha sido la de hacer una purga en la Junta del FC Barcelona y solicitar la dimisión de varios directivos como Emili Rousaud, que estaba llamado a liderar la candidatura continuista de cara a las elecciones que el club celebrará en 2021; Enrique Tombas, vicepresidente cuarto y tesorero; Silvio Elías, el responsable del Barça B; y Josep Pont, encargado del área comercial.
De esta forma, Bartomeu aspira a tener un grupo más cohesionado en torno a su figura. El problema es que, tras la decisión adoptada por el Gobierno de Pedro Sánchez el pasado 27 de marzo de prohibir los despidos mientras dure la crisis del Covid-19, el máximo mandatario azulgrana no puede echar del club a nadie, de ahí que haya comenzado estas presiones para forzarles a dimitir.
Bartomeu ha decidido acabar su último año de mandato rodeado de una directiva fiel sin espacio para los ejecutivos desleales.
Quiere pasar un último año tranquilo después de todas las polémicas de los últimos meses. Como la del Barçagate, tras conocerse que el club contrató a una empresa (I3 Ventures) que utilizaba cuentas falsas en las redes sociales con mensajes en los que blanqueaba la imagen de Bartomeu y algunos de sus directivos, mostrándose a favor de su gestión, al tiempo que criticaba a jugadores de la actual plantilla (Leo Messi, Gerard Piqué...), opositores como Víctor Font y Joan Laporta, y leyendas del club como Xavi Hernández, Carles Puyol o Pep Guardiola, entre otros.
Cabe recordar que a Bartomeu se le han ido hasta cuatro vicepresidentes en los últimos años: Susana Monje, que era la responsable del área económica; Carles Vilarrubí, que se encargaba de las relaciones institucionales; Manel Arroyo, figura clave en marketing y comunicación; y Jordi Mestre, exvicepresidente deportivo, además del directivo Jordi Monés.