Al nuevo Atlético de Madrid de la temporada 2019/2020, para bien o para mal, se le ve venir a kilómetros. En eso el conjunto de Diego Pablo Simeone es un equipo muy sincero porque te va haciendo spoilers de lo que va a ocurrir en cada tiempo con apenas mostrarte los primeros minutos de ambas partes. Como diría el propio Cholo Simeone, al Atlético se le puede oler desde la grada y en el Metropolitano ante el Espanyol tuvo aroma a desastre en la primera parte y perfume de victoria en la segunda.
Del 0-1 al 3-1 con el que acabó el partido hay muchos matices por revisar y varias capas que retirar para ver todo el choque de una manera detallada y minuciosa, pero como aquí tenemos que jugar con las pocas cartas que nos permite una crónica, el resumen se puede reducir a dos o tres palabras. En este caso elegiré tres: contundencia, precisión y control. La primera fue lo que diferenció un 1-0 fantasma de un 0-1 real y la que transformó un empate preocupante en un 2-1 esperanzador. La segunda palabra es la que cambia a un Atlético débil y nervioso en un Atlético fuerte y contragolpeador. Y la tercera, control, solo se entiende con las dos primeras ya que cuando el Atlético es preciso y contundente pocas veces pierde el dominio de los tiempos del partido.
El Espanyol jugó ante dos equipos diferentes en el Metropolitano y acabó perdiendo porque el más contundente se comió al más timorato apareciendo al final de la primera parte y al inicio de la segunda. El gol de Darder pudo enterrar al Atlético de Madrid, pero Morata no estaba por la labor de comerse dos semanas de reflexión negativa. El 9 y Vitolo fueron los que salvaron la papeleta colchonera a base de verticalidad. Morata dio el 1-1 a Correa y marcó el 2-1 a pase del canario que otra vez demostró que, sano, es inamovible del once. Ambos y todo el Atlético votaron sí a la remontada ante el Espanyol.
Vitolo y Morata, antigripales atléticos
El termómetro del Atlético de Madrid esta temporada son las primeras partes y ante el Espanyol no fue diferente. Los rojiblancos evolucionan de la siguiente manera del minuto 1 al 45, sobre todo en el Wanda Metropolitano: inicio con ganas, alguna que otra ocasión fallada que abre el portón de las dudas y unas terribles lagunas oceánicas en el centro del campo que empiezan a dejar frío al equipo, suben la fiebre a los aficionados y terminan por desatar el caos colectivo. El esquema es tan simple como repetitivo y aunque el equipo se empeña en decir que todo va a cambiar en el siguiente partido llega ese encuentro y se vuelven a repetir errores pasados. Es el día de la marmota colchonera este curso.
El esquema anterior se pudo ver también frente al conjunto perico. Un inicio con ganas, basado en el desborde de Vitolo, la ocasión clara en el mano a mano que falló Morata delante de Diego López y el centro del campo perdido y desestabilizado por el irregular partido inicial de la tripleta Thomas-Herrera-Koke. Poco importó que Simeone contrarrestara la defensa de cinco de Pablo Machín haciendo él lo mismo, porque si tu equipo no domina el centro del campo, ni hay defensa ni hay ataque.
Esta vez no hubo caraja por falta de intensidad aunque sí hubo nuevamente el caos de siempre y a día de hoy cualquier rival que sepa tocar el balón medianamente bien, algo que saben hacer todos los equipos de Primera, crea problemas al Atlético más dubitativo. Más aún si Thomas y Koke se lían y regalan el gol a Darder tras un error impensable para el nivel que ambos tienen y no demostraron en esa jugada. Por suerte para el cuadro local, el gol visitante no decantó la primera parte y tanto Morata con su pase como Correa con su cabezazo nivelaron la contienda con tensión VAR mediante y final feliz en el descuento.
El 1-1 se tradujo en una inyección de moral para el Atlético, que fue otro en la segunda parte. Ni siquiera Gil Manzano y su eterna revisión del penalti no pitado sobre Felipe minaron a los locales. Si del 1 al 45 se olfateó imprecisión, del 45 al 90 se respiró armonía con la pelota. En cuanto Thomas, Herrera y Koke controlaron el esférico este llegó a los pies de Vitolo y a partir de la magia del canario todo salió bien. Si Víctor la tiene, el Atlético respira, así de fácil. Entre él y Morata fabricaron el 2-1 y salvo algún que otro susto en la recta final del partido, el cuadro de Simeone no temió por el resultado.El gol final de Koke a pase de Diego Costa cerró la victoria en el descuento y les otorgó un plus más de moral para ambos. Lo necesitan, está claro.
Simeone, desatado, terminó el partido tirando el abrigo al suelo para celebrar el 3-1 final porque así es el Atlético de este curso. Un Atlético que vive jornadas de reflexión y noches electorales tensas en cada partido. Ante el Espanyol, eso sí, se votó sí a la victoria.
Ficha técnica:
Atlético de Madrid, 3: Oblak; Trippier, Felipe, Hermoso, Saúl; Herrera, Thomas, Koke; Correa (Marcos Llorente, m. 88), Morata (Diego Costa, m.80 )y Vitolo (Lemar, m. 74).
Espanyol, 1: Diego López; Naldo (Didac, m. 17), Bernardo, David López; Víctor Gómez, Marc Roca, Víctor Sánchez (Melendo, m. 71), Darder, Javi López; Wu Lei (Campuzano, m. 58) y Ferreyra.
Goles: 0-1, m. 39: Sergi Darder. 1-1, m. 46+: Correa. 2-1, m. 58: Morata. 3-1, m. 92: Koke.
Árbitro: Gil Manzano (C. Extremeño). Amonestó a los locales Saúl (m. 59) y Thomas (m. 84), además del entrenador Diego Simeone (m. 86), y al visitante Campuzano (m. 65).
Incidencias: partido correspondiente a la decimotercera jornada de LaLiga Santander, disputado en el estadio Wanda Metropolitano ante 53.069 espectadores.