Rubén Blanco fue el gran protagonista del Atlético de Madrid-Celta disputado en el Wanda Metropolitano, pero más allá de la gran actuación que el portero visitante tuvo en la capital de España, Simeone debería reflexionar. Si es por oportunidades, su equipo podía y quizá debía haber ganando bien a un Celta que solo tuvo una ocasión para meter miedo a Oblak, sin embargo, el Atlético sigue cometiendo errores pasados, como por ejemplo regalar 45 de los 90 minutos.
Un equipo que quiere aspirar a todo necesita consistencia y no ese doctor Jekyll y Mr Hyde que el Atlético voltea para hacer muchas veces una inoperante primera parte con una segunda en la que acaricia la victoria. En la primera no mereció irse al vestuario perdiendo porque el Celta no tiró a puerta, pero a nivel de juego les bailaron a paso lento y a paso rápido, es decir, a lo que quiso el equipo de Fran Escribá en todo momento.
No se entiende muy bien por qué hay dos Atléticos tan diferentes y mientras Simeone no resuelva esa ecuación y dé un toque de atención a jugadores como Saúl o Diego Costa, solo reconocibles por el nombre en sus camisetas y por las ganas que ponen, la ruleta rusa sigue instalada en el Metropolitano.
Rubén Blanco para y el Celta baila al Atlético
Decía Simeone en la previa que en su equipo no hay jugadores indiscutibles y que hay futbolistas que lo hacen mejor media hora que 90 minutos. El mensaje del Cholo es muy correcto y muy respetable, al igual que su visión de Vitolo como un jugador revulsivo, pero quizá la opción más adecuada sería no tener que optar por revulsivos y lograr la victoria sin necesidad de revolucionar el partido ante un rival que te ha ganado en planteamiento.
Ante Eibar, Real Sociedad y Celta en la primera parte, el Atlético fue inferior en cuanto al juego. Bien es cierto que ante los celestes las mejores ocasiones del primer acto fueron para el equipo del Cholo, sin embargo, la falta de eficacia en los cabezazos de Felipe permitió al cuadro vigués maniatar al Atlético de Madrid con mucha facilidad. Rafinha, Lobotka, Denis y Aspas convirtieron el centro del campo del Metropolitano en su zona de recreo. Les faltaron dos mochilas en los palos para terminar de certificar lo que era para ellos un juego de niño.
Por parte atlética, Saúl, Koke y Héctor Herrera, encargados al inicio de poner la réplica a la posesión gallega ni olieron la pelota y cada vez empieza a ser más preocupante el bajo rendimiento de Saúl. Si el Cholo no tiene intocables y el ‘8’ colchonero no mejora quizá deba salir del once, porque estando como está, no ayuda.
¿Y qué ocurre cuando el Atlético de Madrid juega mal al fútbol? Que Joao Félix desaparece. El jugador portugués se hartó de pedir el balón y jamás le llegó. Si los brazos del luso solo se levantan para mostrar indignación y no para celebrar goles, el Atlético terminará desesperándole y desesperándose mutuamente. Y no es cuestión de si el chaval vale o no 120 millones de euros sino de la imposibilidad que tiene de demostrarlo. Tampoco ayudó a la causa Diego Costa, fallón incluso a la ahora de pivotar de espaldas a la portería. Menos mal que, como viene siendo habitual, los mejores en el equipo local volvieron a ser Trippier y Renan Lodi, dos puñales que tienen a la afición encantada. Felipe se unió a ellos para ser el único punto positivo de la primera parte.
Los cambios funcionaron sin fiesta final
Como ya pasó ante Eibar y Juventus, Simeone acertó con los cambios. Héctor Herrera y Correa dejaron su sitio a Thomas y Vitolo y en los últimos minutos entró Morata por Joao Félix. Digo que acertó el Cholo porque logró lo que quería. Ganó empaque en la medular, el Celta literalmente desapareció para tirarse toda la segunda parte jugando a lo que no se le da bien, defender, y el Atlético tuvo el campo todo el rato inclinado en dirección a la portería de San Rubén Blanco. El santo del Celta sacó todo y más y dejó en nada la gran segunda parte de un desatado Lodi que machacó a los visitantes con sus incursiones por la banda izquierda. El brasileño es muy bueno y necesita un nueve que le haga todavía mejor.
Era otro Atlético y era otro Celta, pero el marcador fue el mismo. Esta vez no hubo gol final en el Metropolitano y las sensaciones al final del partido fueron bastante malas. ¿Por qué? Primero por perder dos puntos, segundo por volver a regalar la primera parte, tercero por seguir ocultando el talento de Joao Félix y, cuarto, porque la afición quiere ver que ese "no hay intocables" de Simeone se aplica a todo el mundo.
El Cholo tendrá que ver si le sigue siendo rentable tener a Vitolo como revulsivo viendo que siempre necesita un revulsivo para ganar. Tiene otros 3 días para pensarlo antes de viajar a Mallorca, pero ojo, la afición quiere ya que Jekyll mantenga a raya a Hyde y en esa pócima hay un poquito de Vitolo y mucho Joao Félix.