¿Recuerdan alguna temporada tan frustrante como esta en el Real Madrid? Los veteranos dirán que sí pero un treintañero no recuerda ninguna que se le asemeje. Desde agosto, con la ingenua planificación deportiva, la desilusión se ha ido contagiando en todas las esferas del club. Plantilla, directiva, banquillo, con tres entrenadores, a cada cual peor, y la grada que ha intentado tirar de memoria y de los títulos para no fusilar, como se merecen, a todos los culpables de un año para olvidar.
No han sido los resultados porque hasta el Real Madrid puede tener una temporada sin títulos. Es el juego y la falta de orgullo. Estos jugadores no son tan malos como han querido demostrar. En los últimos tres meses, que ya es bastante tiempo, sin ninguna opción a título, han sido incapaces de sacar orgullo. Ni un buen partido. Ni trayendo a Zidane. Ni en el último encuentro, antes de irte de vacaciones, ante tu afición y ante un equipo que no se juega nada como el Betis y que siempre permite facilidades a sus rivales por el juego de Setién. Un aplauso largo y merecido a los 56.900 espectadores que acudieron al Bernabéu.
El único motivo para acudir al estadio hoy era para despedir a algunos futbolistas y tampoco pudieron porque Zidane ni tuvo ese gesto humano con Gareth Bale. Quizá no se marche del Real Madrid porque no quiere perdonar nada de su alta ficha, pero Zidane no lo quiere. Si fuera por él, mañana dejaba su taquilla en Valdebebas y, por ese motivo, Bale se merecía despedirse. Seis temporadas en este club. Seis temporadas doradas en las que ganó 4 Champions League, entre otras, y siendo importante. Bale se lo merecía. Como Keylor Navas, un profesional como pocos. Jugó, posiblemente, su último partido y lo hizo siendo el mejor. Ha triunfado pese a las adversidades que ha tenido dentro del club. Y siempre sin poner una mala cara. El público pitó a los jugadores pero cuando se quedó solo Keylor en el terreno de juego, el enfado dio paso al reconocimiento. Aplauso y ovación de la grada que ejemplifica el respeto que se ha ganado Keylor.
El partido fue más de lo mismo. Nada en la primera media hora. Tres ocasiones en el último cuarto de hora. Dos paradas de Keylor a Bartra y Lo Celso y un disparo al poste de Benzema tras un fallo infantil de Francis. En la segunda mitad, pues más de lo mismo. El paso de los minutos perjudica al Madrid, los cambios de Zidane, también, y si le sumas los goles en contra, todo eso te da una tortura de final de temporada. El pitido final fue el sonido más placentero en mucho tiempo.
Setién celebró una victoria como si le fuese a valer para mantener el puesto. No muchos entrenadores, quizá sea el único, pueden decir que han ganado esta temporada en el Camp Nou y Bernabéu. Su victoria se basó en la paciencia de esperar el espacio entre los laterales y centrales del Real Madrid. Valverde y Llorente fueron incapaces de presionar al pasador y, así, Lo Celso consiguió ver la carrera de Guardado a la espalda de Carvajal y Varane. Un simple pase al segundo palo fue suficiente para que Loren reventara la red de la portería.
El Betis marcó en esa ocasión pero pudo hacerlo antes. E incluso se merecían haber jugado contra diez porque Undiano Mallenco, que no quería problemas en su último arbitraje, le perdonó la roja a Carvajal por agarrar a Junior cuando este se iba sólo. Brahim, que no hizo nada, se marchó por Asensio y éste volvió a decepcionar a todos. Isco por Valverde y lo mismo, y Lucas por Benzema. Ningún cambio aportó nada que variara el guión del partido. Llegó el segundo tanto de la manera más simple posible. Una pared en banda y un pase atrás. Es fácil de hacer cuando no defiendes con intensidad. Asensio se durmió y Jesé marcó el último gol en el Bernabeu esta temporada.
La plantilla está de vacaciones. No vuelven hasta el 7 de julio. Cincuenta días libres por delante. Terminan con 68 puntos y puede que a 21 del Barcelona. Si fuera por el rendimiento de esta temporada, deberían tener las mínimas vacaciones posibles. Algo que le va a pasar a la dirección deportiva que tiene el verano más complicado y ajetreado que se recuerda. Tendrán que hacer en un verano lo que no quisieron empezar hace un año.