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El Espanyol retrasa el subcampeonato del Atlético más light (3-0)

Los rojiblancos carecieron de pegada y el conjunto perico fue muy contundente en área de Oblak. Godín en propia puerta y Borja Iglesias, goleadores.

Si un partido del Atlético de Madrid, sobre todo como visitante, se puede resumir con la frase "aguantaron bien las ocasiones del rival en el inicio y fueron contundentes en el área cuando debieron", entre el 70 y 80% de los aficionados al fútbol pensarían que el resultado le fue favorable al equipo de Simeone. Eso se ha ganado el cuadro colchonero con años y años de experiencia, pero la etiqueta de equipo en mayúsculas o de conjunto experto en oficio a veces cambia de lado y se coloca sobre la camiseta del rival.

En Cornellá, el Espanyol se disfrazó de cholismo y se llevó con merecimiento un partido que retrasa el subcampeonato que el Atlético tiene a un solo punto. Pero, ¿se puede decir triunfo merecido si el equipo del Cholo recibió un excesivo castigo para los merecimientos que tuvo en los primeros 45 minutos? Sí y, además, un sí tajante. El oficio vale para cualquier equipo, no sólo para unos pocos y si el Espanyol tuvo una ocasión clara en 52 minutos y marcó dos tantos, no van a pedir perdón. El gol en propia puerta de Godín abrió el triunfo perico y en la segunda parte, el Atlético se entregó al caos absoluto y se quedó, de momento, sin asegurar el segundo puesto.

Godín, el nombre de la semana

El fútbol tiene casualidades, a veces maravillosas y otras, dependiendo del lado del que te posiciones, no tanto. Toda la semana hablando de Diego Godín que al final el central uruguayo notó esa ley de la atracción que dicen los creyentes en la misma. El problema para el aficionado del conjunto rojiblanco es que repetir su nombre tantas veces ni ha servido para variar su situación contractual ni tampoco sirvió de talismán para el partido ante el Espanyol. El gol en propia puerta del uruguayo antes del descanso no entraba ni mucho menos en ningún rezo colchonero.

Antes de ese desenlace del primer acto se vio a un Atlético de Madrid valiente y con intención clara de presionar arriba desde el inicio. Lemar repitió en el once con Morata y Griezmann por delante y Koke, Saúl y Rodrigo en horizontal y por detrás. Si no hubiese sido por el 1-0, el ganador moral de la primera parte habría sido el Atlético ya que tuvo las mejores ocasiones y las sensaciones más positivas. El Espanyol por su parte, que sólo funcionó a chispazos, concedió mucho aunque no tuvo que lamentar sus errores ante la falta de eficacia de los madrileños.

Con Simeone lamentando las ocasiones de Morata, Lemar, Koke o Savic sería Rubi el que se iría al descanso con una sonrisa de oreja a oreja gracias a la moto de Pedrosa, Adrián, no Dani, que sirvió para desnivelar el marcador antes del tiempo de asueto. Carrera de Moto GP, pase atrás y pie de Godín en el peor sitio posible para que el 1-0 imperase en el luminoso e iniciase la derrota madrileña.

Caos y goleada perica

El gol de Godín hizo mucho más daño de lo esperado porque el Atlético convirtió la segunda parte en un caos extraño para ellos y maravilloso para el Espanyol. Simeone probó esta vez a Saúl como central para meter a Correa y dar más verticalidad a su equipo, pero en vez de encontrar el gol propio, el argentino consiguió marear del todo a sus jugadores y propiciar la goleada del Espanyol. Lo de Saúl, tema a debatir. La temporada del ‘8’ es mala, sin duda, pero la afición empieza a preguntarse por qué juega en tres o cuatro posiciones diferentes, por qué Koke y él tienen que estar sí o sí en el once con Thomas, casi siempre en el banquillo, y por qué si está mal acaba jugando por decreto. La pregunta, claro, es para Simeone.

Con el Atlético perdido, buscando a un Griezmann desaparecido en combate y sin un mínimo atisbo de pegada e intensidad, el Espanyol disfrutó mucho de la segunda parte. Y pudo ser peor para los madrileños. Sí, aciertan, Oblak salvó los muebles otra vez y convirtió una goleada de escándalo en un 3-0 doloroso, pero no humillante. Ojo, si las estrellas de los equipos destacan en las buenas y en la malas, quizá la que más brilla en el Atlético no tenga acento francés sino esloveno. Hay que aparecer siempre o como mínimo ser el que nunca se esconde, dicen los críticos.

El 2-0 y el 3-0 de Borja Iglesias finiquitaron el choque y el Atlético se quedó con la misma cara que puso Juanfran cuando le pitaron el penalti que desembocó en el tercer gol. El Espanyol seguirá aspirando a Europa y Simeone tendrá que recuperar el equilibrio ante Sevilla y Levante para cerrar el subcampeonato.

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