Hay muchas mentiras o muchas verdades a medias en el mundo del fútbol y una de ellas se produce cuando un equipo tiene un partido en el horizonte que marca toda su temporada, pero antes se enfrenta a un compromiso con mucha menos tensión en el ambiente y ante un rival al que debería derrotar sin demasiadas dificultades. Es ahí cuando entrenador y plantilla se hartan de repetir una y otra vez que no piensan en el siguiente choque, que van partido a partido y que ya habrá tiempo para pensar en lo que viene después. No es verdad, todos los saben, pero es una mentira necesaria y obligada en el mundo del fútbol.
El Atlético de Madrid jugó ante el Leganés con la palabra Turín escrita en la frente de titulares, suplentes, cuerpo técnico, aficionados e incluso en la de Indi, la mascota. Simeone no tiró el partido a la basura, no es ese el concepto que este análisis quiere transmitir, pero su decisión fue la de apostar por un plan B y pasase lo que pasase no salirse del trazo marcado. El Cholo se la jugó con rotaciones y cuando el partido se puso feo no sólo las mantuvo sino que además quitó a Griezmann para demostrar que nada ni nadie le iban a hacer cambiar de opinión.
Simeone hizo una apuesta, no cambió el número escogido en la ruleta y al final la jugada le salió perfecta. Parte de culpa la tuvo el propio rival, el Leganés, que vio a su rival totalmente a su merced y fue tan cándido que no le hizo ni siquiera un simple rasguño. Después, para rematar, le regaló el penalti de la victoria en la segunda parte. El Cholo aceptó el regalo, respiró cuando su contrincante pidió un polémico penalti al final del partido que Mateu no concedió y aparte de llevarse los tres puntos para seguir peleando por la Liga, el técnico argentino administró los esfuerzos como si de un entrenamiento de élite se tratase. Turín, ahora sí, no tendrá verdades a medias.
Sopor con sabor italiano
La primera parte fue nefasta. De esas que si no es tu equipo cambias de canal y te quedas pensando en lo que podrías haber hecho durante esos 45 minutos perdidos. No brilló nadie. El mejor fue Rodrigo y hasta él estuvo más impreciso de lo normal. Es cierto que no fue sorprendente y que se podía intuir una marcha menos en el Atlético con Turín a la vuelta de la esquina, pero una cosa es ir en cuarta o tercera y otra es cambiar directamente la velocidad de un coche por la de una bicicleta.
Pese al mal partido que se estaba viendo en el Metropolitano, el Atlético tuvo alguna que otra opción para adelantarse, sin embargo, más que golpes fueron brisas que afectaron poco o nada a la estabilidad bajo palos de Lunin. El portero cedido por el Real Madrid estuvo más tranquilo de la cuenta y desde su posición privilegiada vio con alivio como hombres llamados a dar un golpe sobre la mesa en las rotaciones locales se atascaron. Vitolo y Correa, los que más. El canario aún tuvo algo más de acierto en acciones aisladas, pero el argentino rozó el cero en su nota final de la primera parte. Giró en la dirección equivocada, pasó más al rival que al compañero y en vez de ser un puñal para su equipo fue una bendición para el rival. Lo arregló en la segunda parte con el penalti, pero su partido fue malo en general. Tampoco se pudo ver mucho al debutante Solano.
En el descanso, Griezmann a la caseta, Lemar al campo y Saúl por Solano para que el ‘8’ solventase el partido desde los 11 metros.
Un penalti pitado y otro al limbo
El Leganés fue sumamente permisivo ante el Atlético porque pocas veces tendrá una oportunidad tan buena de ganar en el Wanda Metropolitano. Si en la primera parte le faltó garra, en la segunda le sobró el penalti que Omeruo hizo sobre Correa y que permitió a Saúl marcar el definitivo 1-0. Los visitantes fueron blandos hasta en esa acción ya que Saúl tiró fatal el penalti, pero Lunin dejó vivo el rechace y el ‘8’ colchonero enmendó su error marcando a puerta vacía nada más empezar el segundo acto. Oficio contra candidez.
El resto del partido, más de lo mismo. Pellegrino metió pólvora arriba con Carrillo y El Zhar para seguir con la misma candidez inoperante. Simeone, por su parte, dio la responsabilidad a Lemar de ser el Griezmann del equipo y también probó de paso a Juanfran en el lateral zurdo de cara a Turín. Por el camino, Mateu Lahoz. Siempre protagonista, el colegiado valenciano desesperó a todo el mundo y al final no vio penalti en un derribo de Rodrigo a Arnáiz que el Leganés pidió como pena máxima clara. Mateu ahí no quiso hablar, el VAR tampoco y el Atlético se llevó la victoria. La Juve y la Champions ya esperan a los colchoneros. Ahora sí, llega la hora de la verdad.
Ficha técnica:
Atlético de Madrid (1): Oblak; Arias, Savic, Giménez, Solano (Saúl m. 46); Correa, Thomas, Rodrigo, Vitolo; Griezmann (Lemar m. 46) y Kalinic (Juanfran m.73) .
Leganés (0): Lunin; Nyom (Arnaiz m. 76), Diego Reyes, Omeruo, Rodrigo Tarín, Kravets; Rubén Pérez, Vesga, Eraso (El Zhar m. 70); En-Nesyri y Braithwaite (Carrillo m. 70).
Gol: 1-0: m. 50, Saúl.
Árbitro: Mateu Lahoz (C. Valenciano). Enseñó tarjeta amarilla a Giménez (m. 15), Braithwaite (m. 16) y Lemar (m. 53).
Incidencias: Partido de la vigésimo séptima jornada de la Liga Santander, disputado en el estadio Wanda Metropolitano ante 58.321 espectadores.