Julen Lopetegui dejará la Selección en cuanto España termine su participación en el Mundial de Rusia y se pondrá a los mandos del Real Madrid. Julen, un hombre de la casa -jugó en el Castilla, al que también entrenó-, y estuvo dos temporadas en el primer equipo -del 89 al 91-, ha sido el elegido para sustituir a Zinedine Zidane y firma para las tres próximas temporadas.
Aunque había que estirar el lógico periodo de luto aparentando la sorpresa mayúscula que supuso la supuesta espantada de Zizu –el capítulo de la salida del galo da para una entrega completa de Juego de Tronos–, la cúpula merengue lo tenía claro desde hace días. Lo consideran el candidato perfecto: conoce la casa, en la Selección ha demostrado que sabe apagar fuegos varios y controlar egos, tolerante y tranquilo, siempre protege a sus jugadores y ha sido justo en la toma de decisiones... A pesar de que Morata era el niño de sus amores, dejar fuera a Iago Aspas del Mundial hubiera sido una tremenda tropelía. Álvaro no se ganó esta temporada estar en Rusia. Iago sí, y ahí está. Poco se le puede reprochar de la lista definitiva al técnico vasco. Además, en el aspecto táctico luce y maneja varios recursos.
En la selección no se ha cerrado en banda a un juego de posesión, en ocasiones ha dejado que el rival lleve la iniciativa para matarlo a la contra. La España de Julen Lopetegui dio un salto en intensidad y riqueza táctica. España con Julen suele llegar con muchos efectivos a posiciones de remate, pone en práctica una presión tras perdida excelente, un ritmo elevado de circulación de balón, gran movilidad en los hombres de ataque... Podrá salir mejor o peor, pero con Lopetegui se estudian los rivales y se modifican cosas.
Su paso por el Oporto dejó luces y sombras. Llegó a los Dragones en mayo de 2014 y en su primera temporada quedó segundo en Liga y llegó hasta cuartos de final de la Champions donde tras ganar 3-1 en do Dragao al Bayern de Pep Guardiola, fue arrollado, 6-1, en la vuelta en el Allianz Arena. Julen salió por la puerta de atrás del conjunto luso. Fue destituido a mediados de la segunda temporada, en enero de 2016, con el equipo tercero en liga y en dieciseisavos de Liga Europa, tras ser apeado en la fase de grupos de la Liga de Campeones.
El cese llega cinco días después de perder el primer partido liguero de la temporada y horas antes de que la Federación Internacional de Historia y Estadística del Fútbol (IFFHS) proclamara a los Dragones como el mejor club lusitano de 2015. La presión de la hinchada blanquiazul y buena parte de los medios locales, muy críticos con el juego del equipo dio al capo del Oporto, Jorge Nuno Pinto da Costa, lacoartada perfecta para quitarse de en medio a un Lopetegui con el que no había sintonía.
Una de las decisiones que más le criticaron en Oporto fue la de apostar por el fichaje de Iker Casillas. Su insistencia, llamó en varias ocasiones al ex del Real Madrid, resultó clave para la llegada del mostoleño. Su astronómica ficha no estuvo acorde con su rendimiento deportivo.
Otra de sus actuaciones que más polémica generó fue su empecinamiento en convocar a Gerard Piqué cuando el central catalán estaba en la diana en pleno proceso independentista de Cataluña. El ambiente que se generó en torno a la Selección fue bastante turbio. El punto más álgido llegó tras un entrenamiento, a puerta abierta, en Las Rozas allá por octubre de 2017.
Además de en el Oporto y en la Selección, Julen entrenó al Rayo y a un puñado de categorías inferiores de la Selección española –Sub 19, Sub 20 y Sub 21–. Ese es otro de los aspectos que gusta a la dirección deportiva merengue. El Madrid lleva años trabajando mucho y bien la base. La orden desde la cúpula es clara: controlar todos los mirlos blancos del fútbol mundial y echar las redes en los que apunten de verdad. Los Casemiro, Ødegaard, Asensio, Ceballos, Vallejo, Federico Valverde, para la próxima temporada Vinicius y Rodrigo –los dos mejores brasileños a su edad–... Pueden salir mejor o peor pero el talento está ahí. Mucho que ganar y poco que perder. Lopetegui, que conoce muy bien las perlas nacionales, iniciará, de la mano de la dirección deportiva, un lógico y necesario proceso de reconstrucción.
En líneas generales, Lopetegui parece un entrenador perfecto para el Real Madrid. Si el Bernabéu le da un margen de confianza y entrena la flor –¿cuántos entrenadores que fueron porteros han triunfado en el mundo del fútbol?–, conocimientos, carácter, apoyo del vestuario –algo capital en el Madrid, Julen cuenta con la bendición de los Ramos, Isco o Carvajal– y aptitudes le sobran.