El nuevo entrenador del Espanyol, Joan Francesc Ferrer Rubi, es la apuesta del club blanquiazul para relanzar el proyecto, tras firmar un contrato para las dos siguientes campañas, en un año con más contención económica, pero con la ambición de construir un proyecto sólido.
Rubi llega al RCDE Stadium tras sellar el ascenso a Primera División con el Huesca, una gesta histórica para su ya antiguo club. Tanto la entidad como la afición han lamentado su adiós. Con el catalán, el Huesca ha ofrecido un gran fútbol y unos resultados incontestables.
El responsable del banquillo conoce bien su nuevo destino. Rubi militó como futbolista en el Espanyol B, en la temporada 1994-95 y también dirigió al filial perico en la campaña 2005-06. Antes había entrenado al Villassar y al Sabadell. Mantiene una buena relación con el director general deportivo, Óscar Perarnau.
Más tarde pasó por el Ibiza, Benidorm y el Girona. Esta última etapa le brindó la oportunidad de formar parte del cuerpo técnico del Barcelona. Más tarde, en la 2014-15, llevó al Valladolid hasta la quinta posición en Segunda. Después lideró al Levante y al Sporting de Gijón, antes de recalar en el Huesca.
El estilo de Rubi es valiente. El preparador catalán firma un fútbol desenfadado y ofensivo, sin descuidar el orden atrás. El técnico intenta inculcar el juego combinativo en todos sus equipos y el buen trato por el balón. Su receta convence a la parcela deportiva de la entidad.
Rubi siempre ha tenido los pies en el suelo. Ostenta un discurso cercano y sin estridencias. Finalizó sus estadios de empresariales y nunca olvida su pasado como futbolista modesto. Es un perfil humilde, pero ambicioso y comprometido. El Espanyol confía en que con este entrenador, el equipo dé un salto competitivo.
En sus últimas declaraciones públicas, el técnico también ha dejado claro que coincide plenamente con la política de cantera de la entidad blanquiazul. La apuesta por la base será importante en esta nueva etapa, sin descuidar las incorporaciones para la plantilla 2018/19.