No tiene la calidad de su hermano ni su instinto asesino, tuvo que ganarse la vida desde el barro del fútbol, pero la historia de Paolo Suárez, hermano del delantero del Barcelona, da para película de Tarantino.
Desde acusaciones de arreglos de partidos, hasta votación en su nombre que llevó al mismísimo Congreso de un país, rechazar jugar en el eterno rival de su equipo del alma cuando era un don nadie, y enfrentamientos a cuchillo en las redes sociales con aficionados rivales... un cóctel de ingredientes que convierten a Paolo en un auténtico personaje.
A sus 37 años sigue en activo en El Salvador, donde es igual de conocido y mucho más popular que su propio hermano.
Delantero al igual que Luis, Paolo comenzó su carrera en el humilde Club Atlético Basáñez. Sus buenas actuaciones llamaron la atención del Peñarol, que le hizo una oferta, contrato profesional incluido. Sin embargo, increíblemente Paolo lo rechazó. ¿El motivo? Su corazón es de Nacional, rival acérrimo de Peñarol. "Era un contrato profesional, pero lo rechacé, porque soy hincha de Nacional. Y eso que yo no ganaba dinero en el Basáñez, recién estaba en la Cuarta…".
Tras su paso por otros clubes de su país y en el Atlético Nacional en Colombia, emprendió una nueva aventura en El Salvador, donde se convirtió en leyenda. Ganó 7 títulos con el Metapán y 5 con el Comunicaciones. Algo que nadie había conseguido jamás. Sus grandes actuaciones, y su nacionalización salvadoreña, hicieron que el país entero fuera un clamor: había que convocarle para la selección para participar en las eliminatorias del Mundial de Sudáfrica de 2010. Fue tal la campaña a su favor, que su nombre llegó al Congreso de El Salvador.
La votación parlamentaria sobre si podría actuar con la selección la ganó –63 votos a favor de 84 votantes–, sin embargo, no llegó a ser internacional por un tecnicismo al no llevar cinco años consecutivos viviendo en el país. A pesar de que había llegado a tierras salvadoreñas en julio de 2005, en agosto de 2009 viajó hacia Ámsterdam para visitar a su hermano Luis, que por aquel entonces jugaba en el Ajax. Además, durante tres meses jugó en el Fénix de Uruguay. Unos meses que Paolo pagó muy caros. Se esfumó de un plumazo su sueño de poder jugar unas eliminatorias de un Mundial. "La verdad es que nunca pensé que eso me afectaría para cumplir mi sueño. Pido perdón".
En el 2013, su nombre volvió a sonar con fuerza, pero en este caso por motivos mucho más turbios: estuvo involucrado en supuestos amaños de partidos en la Concachampions con el por entonces su equipo, el Metapán. El encuentro más controvertido es el que su equipo perdió 8-0 ante el Pumas de México, disputado en marzo de 2012. Según El Gráfico de El Salvador, tres personas declararon ante la Fiscalía General de la República (FGR) que "Paolo Suárez junto a otros futbolistas salvadoreños habría participado en el amaño. Paolo me comentó que el equipo Metapán había vendido el partido contra Pumas", narró uno de los testigos, periodista deportivo.
Según la misma declaración, Suárez se encontraba lesionado, pero inceíblemente jugó aquel partido. ¿El motivo? Según la propia acusación, si no se vestía de corto no sacaba tajada del amaño. Unos diez mil dólares. Otros siete compañeros suyos también se hallaban involucrados en la denuncia. A pesar de que no pudo demostrarse, su nombre quedó en entredicho.
No se muerde la lengua en las redes sociales
Paolo es un visceral defensor de su hermano. A veces, el fanatismo le juega en contra. Como ocurrió en la Copa América Centenario de 2016, en Estados Unidos. En el partido ante Venezuela, que la Celeste perdió 1-0 en fase de grupos, el mayor de los Suárez mostró su indignación con el seleccionador, Óscar Washington Tabárez, por no dar ni un solo minuto a su hermano –que llegaba tocado por una lesión–. "La re concha de mi madre. Te prefiero aunque sea en una pierna, ¿qué haces ahí sentado aún?". "¡Era un partido de vida o muerte! Los 3 millones y un poco más nos dimos cuenta, menos vos, ¡qué increíble! Regalaste la Copa".
Paolo también dispara verbalmente contra seguidores de equipos rivales al suyo. Sus polémicas enganchadas causaron varios terremotos en el país centroamericano.
Su relación con su hermano
Paolo reconoce que sus excesos en el inicio de su carrera deportiva le valieron para guiar a su hermano pequeño: "Yo no tuve quien me guiara y por eso me perdí cuando comencé a ganar dinero. Cobraba 300 dólares por mes. Le daba 100 a mi madre y me quedaba con 200. Con eso me iba a los bailes y a la discoteca".
Paolo Suárez, muy parecido físicamente a Luis Suárez, se considera como un padre para su hermano, y no duda en afirmar que en sus inicios, al delantero del Barça le encantaba irse de fiesta, y que tuvo que llegar a encerrarlo en casa para que no se torciera como le pasó al propio Paolo. "Luis empezó igual, ganando mucho dinero… y a los bailes. Yo lo encerraba en mi casa para que él no saliera a joder. 'No salís', le decía yo. 'No, que quiero salir', me decía. Él me puteaba. Ahora agradece todo eso. Por eso ha dicho en las primeras entrevistas, cuando empezó a crecer, que yo, más allá de ser el hermano, como que fui y soy un padre para él".
Paolo y Luis mantienen una estrecha relación y en este inicio de 2018 el hermano mayor hizo una visita a la Ciudad Condal para reunirse con Lucho.
Con el mejor ⚽️👐👌😊 pic.twitter.com/uylRFAxYtr
— paolo suarez (@psuarez80) January 12, 2018
No es tan popular, ni en su cuenta corriente maneja los ceros como Luis, pero en anécdotas, se impone por goleada el hermano mayor de los Suárez.