Miguel Torres, en el ojo del huracán. El veterano defensa madrileño, que cumple su cuarta temporada en el Málaga, lleva ya varias semanas de baja por una lesión muscular y esta campaña sólo ha podido jugar un partido —en la séptima jornada de LaLiga Santander, a finales de septiembre pasado, frente al Sevilla—.
El resto ha estado el lateral derecho, de 32 años, en el dique seco. Como en el último encuentro disputado por los malaguistas, el pasado lunes en el Estadio de Gran Canaria frente a la UD Las Palmas, saldado con victoria local por 1-0 gracias a un gol de Halilovic en el tiempo de descuento.
Una ausencia que aprovechó Miguel Torres para viajar a Madrid y cenar ese mismo lunes, a la hora del partido, con dos buenos amigos como son los guardametas Jordi Codina (Fuenlabrada) y Miguel Ángel Moyá (Atlético de Madrid). Este último daba cuenta del encuentro colgando una foto en su cuenta de Instagram.
Lo cierto es que la imagen, con los tres jugadores apareciendo sonrientes en la foto, ha sentado como un auténtico tiro a los aficionados malaguistas, que no dudan en poner en tela de juicio la profesionalidad de Torres —convertido esta temporada en segundo capitán del conjunto blanquiazul tras Recio— con calificativos como "sinvergüenza" o "perro".
Y es que en la Costa del Sol no están dispuestos a pasar ni una. El equipo es colista tras una desastrosa campaña, y la imagen tampoco mejora con el nuevo técnico José González (sustituto del destituido Míchel), al encadenar dos empates y una derrota.
Mientras tanto, Miguel Torres se defiende de todas las críticas y este miércoles ha comparecido en rueda de prensa para restar importancia a la polémica. "Entiendo que soy una persona importante para el equipo y para el club, y les muestro mi respeto a los que se hayan ofendido. Es un poco producto de la situación en la que estamos. Pero es una reunión entre amigos en casa, no estoy tomando vino, para nada, y estoy viendo al equipo. Tengo la conciencia muy tranquila", ha dicho.