Nada cambia en el Atlético de Madrid y las cosas, si siguen así, van a provocar más de un susto que al nivel en el que quiere estar el cuadro de Simeone te pueden dejar sin títulos con mucha temporada por delante. El "nunca dejes de creer" del Cholo empieza a coger aún más valor porque el Atlético tiene que creer en su capacidad para marcar goles. Un simple tanto es lo que convierte a los rojiblancos en valientes o cobardes. Vivir continuamente en el 1-0 o en el 0-0 les transforma en los segundo.
Ante el Villarreal, sólo Ángel Correa dio la sensación de tener el convencimiento, primero de marcar y luego de ganar. Es el único atacante que coge el balón y se gira buscando la maniobra más difícil, pero la más peligrosa. El resto de sus compañeros en ataque aseguran mientras que el argentino se la juega y cuando le sale bien él cambia al Atlético. A falta de los tantos de Griezmann es el ángel de la guarda de los suyos.
El gol de Bacca en la segunda parte es sólo un atisbo de los demonios que recorren el Wanda Metropolitano cuando la pelotita se niega a entrar. Oportunidades hay, pero no goles y pasar del 1-0 al 2-0 te garantiza puntos. Vivir sobre el alambre lo que provoca es todo lo contrario: perderlos en la seguridad de una ‘cueva’ cada vez más fisurada.
Mismo problema: el gol
De menos a más, pero con la misma falta de contundencia que echa de menos el Wanda Metropolitano tanto en casa como cuando ve a los suyos por televisión. Este Atlético de Madrid de principio de temporada está buscando aún su punto de cocción. Por ahora o se pasa o no llega. No tiene el término medio que permite ser regular en todos los aspectos del juego y en la primera parte ante el Villarreal se notó que Simeone aún tiene trabajo por delante.
El Atlético dominó prácticamente todo el primer acto, pero tardó en acelerar. Sólo Thomas y Correa lograron romper líneas en los compases iniciales y el Villarreal pensó que lo mejor era esperar atrás y buscar la contra con Bakambu y Bacca. Calleja veía a los suyos cumplir el plan a rajatabla mientras que el Cholo pedía un paso hacia delante. Aparte de la pareja Correa-Thomas sólo los más veteranos de lugar se hartaron del pase hacia tras y adelantaron líneas a base de salir de la cueva.
Pese a no jugar con comodidad ni tener la sensación de estar creando ocasiones claras de peligro, el Atlético fue aumentando los decibelios del estadio, huelga de animación del fondo norte incluida, para ir subiendo las revoluciones del partido a base de pequeños ‘picotazos’. El Villarreal pecó de excesiva comodidad y los rojiblancos, poco a poco, se creyeron el 1-0. Sin embargo, la ocasión más clara en el inicio la puso Bakambu con un mano a mano ante Oblak que salvó con coraje Savic cruzándose en el último momento. Ahí espabiló el Atlético.
El resto de la primera mitad es fácil de resumir si has visto toda la temporada colchonera: un quiero con oportunidades y un no puedo con fallos en la finalización. Saúl se encontró con un defensor bajo palos que evitó el 1-0, Griezmann erró de cabeza, Barbosa evitó el tanto de Godín en un saque de esquina y Thomas no ajustó lo suficiente una potente volea, previo córner botado por Antoine. Cuatro ocasiones claras que no entraron. Así, juegues bien o juegues mal, es difícil ganar, pero al menos, como dicen los entrenadores, llegar se llega al área. El problema es convertir unos síntomas en una enfermedad crónica que sólo se supera con goles o, visto lo visto, con un Ángel de la guarda.
Castigo amarillo
No ocurre todas las veces, pero el fútbol tiene una premisa: si fallas lo acabas pagando. Al Atlético este refrán futbolero le viene al pelo esta temporada. Mucho se habla de la capacidad autodestructiva del cuadro colchonero que le hace meterse en su cueva cada vez que está por delante en el marcador, pero el problema radica en la falta de contundencia constante de sus delanteros. El 1-0 les cuesta un mundo, pero aún más tener una ventaja cómoda.
En la reanudación, el Atlético de Madrid no mejoró su efectividad y vio el cielo abierto sólo cuando Correa transformó un pase bombeado de Griezmann en un control delicioso y orientado para marcar el primer gol de la tarde superando a Barbosa en el primer palo. A partir de ahí, los rojiblancos debieron creer en el 2-0, pero en vez de eso vieron oportunidades erradas y cuando les pasa esto, este año, se convierten en flanes. A Gameiro se le hizo de noche poco después del gol en el mano a mano que tuvo con Barbosa y el Atlético inició su retirada hacia la portería de Oblak. Al Villarreal le bastó con agitar la coctelera un poco con las entradas de Castillejo y Cheryshev y acabó empatando con un gol de cabeza de Bacca en la recta final. Otro demonio más para el Atlético ya que no marcan a balón parado, pero es un coladero en los balones aéreos. El Atlético Aviación es torpedeado constantemente y sin fe en cambiar eso, el 1-1 dio por finalizado el choque.
Simeone se desespera con su ataque y muchas veces con la defensa. La grada también. O encuentran el punto de cocción o será una temporada con un sabor muy agridulce. Falta porque aparezca aún el chef francés con el ‘7’ a la espalda.
Ficha técnica
Atlético de Madrid, 1: Oblak; Juanfran, Savic, Godín, Filipe; Correa, Gabi, Thomas, Saúl; Griezmann y Gameiro (Vietto, m.74)
Villarreal, 1: Barbosa; Mario Gaspar, Álvaro, Víctor Ruiz, Jaume Costa (Rukavina, m.69); Rodri; Manu Trigueros, Pablo Fornals (Cheryshev, m.75), Soriano (Castillejo, m. 60); Bakambu y Bacca
Goles: 1-0, m.61: Correa; 1-1, m.80: Bacca
Árbitro: Undiano Mallenco (Comité navarro). Amonestó a los visitantes Manu Trigueros (m.25), Bakambu (m.55) y Bacca (m.79)
Incidencias: Partido correspondiente a la décima jornada de LaLiga Santander, disputado en el estadio Wanda Metropolitano ante unos 65.000 espectadores