Ha vuelto la Champions al Santiago Bernabéu y también ha regresado Cristiano Ronaldo, la mejor medicina para el Real Madrid contra la falta de gol. Después de las numerosas ocasiones que los blancos perdonaron en Liga ante el Valencia y el Levante, el delantero portugués, sancionado con cinco encuentros en competición oficial, ha vuelto a jugar con el equipo de Zidane un mes después en partido oficial.
Es otra cosa con Cristiano. Con él, el Madrid tiene gol. Pero también es cierto que el Apoel Nicosia ha sido una comparsa de equipo esta noche en La Castellana. Los chipriotas nunca inquietaron la portería de Keylor Navas y siempre estuvieron a merced de un Real Madrid que ha comenzado con buen pie la defensa del título conquistado hace tres meses y medio en Cardiff.
Ronaldo, que jugó de nueve ante la ausencia de Karim Benzema, firmó dos goles y tuvo varias oportunidades para haber conseguido el hat-trick —entre ellas un remate al larguero al comienzo de la segunda parte—, mientras que Sergio Ramos hizo el definitivo 3-0 con un remate de chilena poco ortodoxo pero sí muy efectivo. La goleada pudo haber sido mayor en un partido marcado por la lesión muscular de Mateo Kovacic—sin duda la peor noticia para los blancos— y por la leve mejoría de un Gareth Bale que fue sustituido con división de opiniones. Al galés se le vio más cómodo jugando por la izquierda y junto a Ronaldo, aunque todavía falta un mundo para verlo en su mejor nivel.
El hambre de Cristiano
El regreso de Cristiano fue la gran noticia en el Real Madrid, donde Zidane, que tampoco pudo contar con Marco Asensio por un misterioso grano, decidió dejar en el banquillo a Varane y Toni Kroos. Enfrente llegaba un Apoel que ya sabía lo que era salir goleado por el Madrid —hace cinco temporadas, cuando a los blancos los dirigía José Mourinho— y que en sus filas cuenta con dos españoles, Roberto Lago y Jesús Rueda, además del incombustible delantero Igor de Camargo.
A Ronaldo se le vio desde el inicio con hambre y, después de un par de tímidos avisos de los chipriotas —con un disparo lejano de Lago obligando a Keylor a emplearse a fondo—, llegó el primer tanto de la noche. Nació de las botas de Isco, siempre eléctrico en la conducción. El malagueño, tras superar a un rival con un regate, habilitó para Bale y éste centró de primeras desde la banda izquierda para que Cristiano batiera a Waterman con un remate prácticamente sin ángulo.
La noche apuntaba a goleada plácida, pero el partido se fue espesando con el paso de los minutos, y más aún con la lesión de Mateo Kovacic, lo que obligó a Zidane a dar entrada a Toni Kroos, a quien quiso dar descanso en previsión de lo apretado del calendario esta temporada. Se jugó con muy poco ritmo en el Bernabéu y costó que el Madrid diera un paso adelante. De hecho, no fue hasta la segunda mitad cuando los blancos metieron una velocidad más a su juego, aunque antes hubo tiempo para ver unas cuantas aproximaciones de Ronaldo que no dieron los frutos esperados.
Noche sin sobresaltos
Salió todavía con más hambre Cristiano a la vuelta de vestuarios, y no tardó el luso, en su ansiado regreso a la competición oficial con el Madrid, en volver a presentarse con peligro a la portería de Waterman. Nada más comenzar la segunda parte, el 7 blanco mandó una pelota al larguero, rematando de primeras un exquisito centro de Dani Carvajal, y en su ansia de marcar se fue como una flecha hacia el juez de línea reclamando que la pelota había entrado al botar, aunque las cámaras de televisión que no había llegado a traspasar completamente la raya de gol.
Y el 2-0 no tardó en llegar. Con la firma de Cristiano, al transformar un más que discutible penalti por presuntas manos de Roberto Lago dentro del área. Isco tuvo el tercero poco después, pero fue Sergio Ramos, a la hora de partido, quien se encargaría de cerrar el marcador. Fue tras un centro de Marcelo desde la izquierda que Bale prolongó con la cabeza en el segundo palo, y el sevillano se encargó de mandar la pelota a la red con un remate de chilena muy poco ortodoxo.
A partir de ahí, el Madrid vivió sin sobresaltos ante un Apoel que tardaría una hora en volver a presentarse en los dominios de Keylor Navas. Los últimos minutos sirvieron para dar descanso a algunos hombres y propiciar el debut en Champions de los jóvenes Dani Ceballos y Borja Mayoral. El 21 blanco pudo haber logrado su gol particular, ya en el descuento, pero los colegiados invalidaron el tanto de forma injusta por un fuera de juego previo de Cristiano que no fue.
Goleada plácida, pero corta —visto lo visto— de un Real Madrid que recupera en parte la sonrisa tras los tropiezos ante Valencia y Levante en Liga. Aún le queda otro partido más de sanción por cumplir a Cristiano —el próximo domingo en Anoeta frente a la Real Sociedad—, pero ya amenaza con destrozar las redes de las porterías rivales. Zidane y los suyos lo necesitan.
Ficha técnica
Real Madrid, 3: Keylor Navas; Carvajal, Nacho, Sergio Ramos, Marcelo; Casemiro, Kovacic (Kroos, m.25), Modric, Isco (Ceballos, m.73); Bale (Borja Mayoral, m.82) y Cristiano Ronaldo
Apoel Nicosia, 0: Waterman; Roberto Lago, Jesús Rueda, Vouros, Carlao; Vinicius, Nuno Morais; Ebecilio (Zahid, m.73), Aloneftis, Sallai (Farías, m.60); y De Camargo (Poté, m.83)
Goles: 1-0, m.12: Cristiano Ronaldo; 2-0, m.51: Cristiano Ronaldo, de penalti; 3-0, m.61: Sergio Ramos
Árbitro: Benoit Bastien (Francia). Mostró tarjeta amarilla a Carvajal (m.52), el Real Madrid; y a Sallai (m.53), Ebecilio (m.63) y Farías (m.89), del Apoel
Incidencias: Partido correspondiente a la primera jornada de la Liga de Campeones, grupo H, disputado en el estadio Santiago Bernabéu ante cerca de 71.000 espectadores