La negativa de Dybala reactiva la búsqueda de alternativas en el Barcelona

Tic, tac. El Barcelona apura sus últimas opciones de traer a alguien en las horas finales antes del cierre del mercado de fichajes. El tiempo vuela y la llegada de Dembélé no parece haber apaciguado las aguas en Can Barça, donde cada día que pasa a Bartomeu le crecen los enanos. En la última semana, la operación por Dybala se había reactivado con más fuerza que nunca ante la negativa de Coutinho y parecía que su llegada, esta vez sí, podía concretarse.

Finalmente, la respuesta de la Juventus fue rotunda: "no se vende". Fue Marotta, director ejecutivo del club, el que ya advirtió que para este final de mercado no se esperaba ningún movimiento. Así pues, se cierra –otra vez– una operación sin resultados positivos.

Ahora bien, el Barcelona no se da por vencido y quiere agotar todos sus cartuchos. La primera que tienen sobre la mesa, y que lleva abierta mucho tiempo, es la de Coutinho. Parece, en principio, la más complicada. El Liverpool está cerrado en banda y no está dispuesto a negociar. Ha rechazado ofertas mareantes y no se avanza en las conversaciones.

De igual modo se encuentra Di María. El Paris Saint Germain no quiere negociar y mucho menos con el Barça. Ya rechazaron cualquier acercamiento culé por Verratti y no van a facilitar la salida de el fideo.

El as en la manga que guarda el club son Lemar y Mahrez. Varias fuentes aseguran, y el club no lo desmiente, que el acercamiento se ha producido. Los dos tienen pretendientes y, además, duros competidores en la carrera por hacerse con sus servicios. Mahrez, ha abandonado en la mañana del jueves la concentración con Argelia para resolver su futuro; Tottenham y Chelsea le siguen muy de cerca. Su destino baila entre Londres y Barcelona.

Por su parte, Lemar gusta mucho en Liverpool y las conversaciones parecen muy avanzadas.

El mercado estival está llegando a su fin y la paciencia del aficionado culé se agota. Bartomeu deberá llevar las negociaciones a buen puerto, si no quiere que las gradas vuelvan a pedir su cabeza. Tic, tac.